1. Una visita inesperada


    Fecha: 11/10/2019, Categorías: Hetero Autor: Likntropo, Fuente: CuentoRelatos

    ... sirena.
    
    Con eso supe que el pirata, había encontrado el dorado.
    
    A sabiendas de aquellos dos orgasmos, comencé a buscar el mío.
    
    —Oye, me gustaría hacer algo, creo que te lo mereces. —Dijo.
    
    La mire un poco consternado, limitándome a consentir con la cabeza. Ella se retiró, se hizo hacia un lado, me beso y me tumbo boca arriba, beso mi pecho, acaricio mi abdomen, beso mi ombligo y se detuvo…
    
    Me miro a los ojos, esbozo una pequeña y muy pícara sonrisa. Tomo con su mano mi miembro, jugaba con él, le daba pequeños besos y lo masturbaba, después con la punta de la lengua lo acariciaba. Bajo hasta mis testículos, les dio pequeñas mordidas y con la lengua los recorrió, hasta llegar de nuevo a donde había empezado.
    
    Yo no podía más, me había puesto al cien. La tome de la nuca e intente bajarle la cabeza, ella se resistió.
    
    —Todo a su tiempo cariño. —Dijo, mientras reía sutilmente.
    
    Después de aquellas palabras y pensando que aquella tortura, se prolongaría por mucho más tiempo, de la nada y de golpe se la metió toda en la boca, apreté todo el cuerpo, mientras veía su cabeza subir y bajar a gran velocidad, mientras con su mano me ...
    ... masturbaba. Sentí pequeñas sacudidas en el miembro, supongo que ella también, porque se paró de golpe, dejándome a punto de venirme.
    
    —Cariño, te dije que todo a su tiempo.
    
    De nuevo, con la punta de su lengua acaricio mi pene. Beso mi ombligo, acaricio mi abdomen y pecho, me beso. Sus rodillas, casi estaban a la altura de mi pecho y en esa posición se introdujo mi miembro, se movía bastante bien. A ese ritmo no podría aguantar tanto, después de unos minutos y bajo las siguientes palabras:
    
    —¿Sabes? Al principio estaba un poco dudosa, pero después de tres orgasmos, creo que ya no tengo dudas, quiero que te vengas dentro de mí, hazme tuya.
    
    Todo esto lo dijo, con una voz tan sexi, tan dulce, tan delicada, mientras se movía como una diosa, que no pude soportar más, y terminé dentro de ella. Me acosté a su lado, la besé y nos quedamos dormidos.
    
    Ya casi daba la una de la tarde, solamente daba tiempo de bañarnos, ya que salíamos de la escuela a la una y ella tenía que llegar a su casa a la una y veinte, para que nadie sospechara.
    
    Y así fue el primer encuentro que tuve con Rosa.
    
    El primero, de cuatro años de sexo sin compromiso. 
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