1. Mi hijo me baja el calor


    Fecha: 10/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: amadecasamari, Fuente: CuentoRelatos

    ... solo hablar me costaba trabajo, sentía como si me fuera a desmayar, pero mi hijo me sostenía con todas sus fuerzas y me mantenía de pie mientras recibía su verga dentro de mí.
    
    — ¡Hazme venir mamita, hazme venir! — Me grito mientras me penetraba más fuerte que nunca
    
    — Sí bebé, lléname, lléname toda. — Fue lo poco que alcancé a decir antes de sentir una explosión de líquido espeso y tibio dentro de mí.
    
    Manuel dejó su verga adentro de mí unos segundos mientras le seguían saliendo chorros de leche tibia, era una eyaculación tremenda y podía sentir los espasmos de su miembro mientras se desahogaba en mí. Al final sacó su verga y detrás de ella un enorme chorro de leche y de mis jugos vaginales me escurrieron casi hasta las rodillas, con lo que le quedaban de fuerzas mi hijo volvió a penetrarme unas pocas veces antes de soltarme por fin suavemente sobre mi cama.
    
    Estaba empapada de nuestros jugos amorosos, mi Manuel estaba igualmente empapado de todo tipo de fluidos. Yo me recosté boca arriba con las piernas aún abiertas de par en par. Mi hijo lo tomó como una invitación y de inmediato metió su cara entre mis piernas y me comenzó a lamer desde las rodillas hasta mi entrepierna que escurría aún la leche que él mismo había vaciado a litros dentro de mí. Yo ya no podía ni pensar, me disponía a desmayarme cuando mi hijo se incorporó sobre mi cuerpo y me dio un último beso apasionado. Nuestra saliva se confundió son el semen de mi hijo y nuestro sudor, si no hubiera estado ...
    ... tan cansada en ese mismo momento le hubiera pedido a mi hijo que me hiciera suya nuevamente, pero en lugar de eso cerré los ojos y me quede dormida como un bebé, lo último que recuerdo de esa noche fue la voz de mi hijo diciéndome. — Te amo madre.
    
    Desperté el sábado casi a medio día, lo primero que pasó fue que una punzada me hizo recordar que tenía la rodilla ligeramente lastimada. Pero lo segundo que pasó fue que recordé las cosas que habían pasado anoche. Tragué saliva y me dispuse a levantarme para hablar con Manuel. Al salir a la estancia vi que el desayuno estaba servido. Mi hijo justo estaba terminando de poner la mesa cuando me miró sonriente. Me preguntó si me sentía mejor de mi rodilla y me tomó de la mano, me acercó al comedor, jaló la silla y me invitó a sentarme. Todo estaba perfecto y él actuaba como si nada hubiera pasado. Por un momento pensé que todo había sido un sueño, pero sabía que no era así, ningún sueño se podía comparar con las cosas que pasaron la noche anterior. Desayunamos juntos y al terminar él se levantó y recogió la mesa, cuando me disponía a levantarme él me tomó del brazo y me ayudó a incorporarme. Sus manos me hacían que la piel se me enchinara, sentirlo me hacía recordar todo lo que me había hecho y dicho la noche anterior. Una vez de pie me abrazó por la espalda y me susurro al oído: — Si te duele la rodilla te puedo dar un masaje como el de anoche mamita, con todo y final feliz.
    
    Pude sentir su verga como rozaba mis nalgas al abrazarme ...
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