1. Venancio, el viejo tendero (Parte 4)


    Fecha: 05/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    ... hoyito.
    
    Como en aquella posición no nos encontrábamos muy a gusto, Venancio el viejo tendero, retiró todo lo que había sobre la mesa, ordenando que me tumbara sobre ella quedando cara arriba.
    
    La cabeza me quedó fuera de la mesa, junto a Marcos, el camarero.
    
    Mientras el viejo tendero me daba una felación de campeonato, Marcos introducía su polla en mi boca.
    
    Por la posición en que me encontraba, cada vez que Marcos, me metía su polla en la boca, esta me llegaba bien profundo; me llegaba hasta la campanilla; incluso en una de las veces hasta la traspasó.
    
    El viejo además de tener mi polla en su boca me había insertado un dedo en el culo. Luego llegó a meterme 2 de sus grandes dedos hasta que terminé descargando todo mi semen en su boca. El cual Venancio, el viejo tendero, se lo tragó todo.
    
    Mientras el viejo terminaba de succionar toda mi polla y dejarla reluciente, Marcos, el camarero, empezaba a descargar sobre mi boca, cara, y parte de mi pecho y cuello, todo su semen.
    
    Una vez terminó de correrse, me incorporé ayudado por ambos, volviéndome a limpiar con la toalla que estaba en el banco.
    
    Volvimos a beber otras cervezas, y una vez terminadas, Marcos el camarero, se disponía a vestirse para marcharse.
    
    No quieres seguir la orgía, le dijo Venancio.
    
    ¿pero aún vaís a seguir?
    
    Sí, contestó el viejo, pero ahora nos iremos a la cama, si mi princesita quiere.
    
    No sé, contesté yo, creo que es algo tarde.
    
    Marcos, dijo que por hoy el ya estaba ...
    ... satisfecho, que no era capaz de correrse más por hoy. Tengo los huevos secos; mientras no me recupere, no va salir nada de ellos. Yo mejor me visto y me voy, otro día ya volveremos a quedar.
    
    Como quieras dijo Venancio, el viejo tendero.
    
    Una vez Marcos estuvo listo, Venancio le acompañó hasta la puerta, despidiéndose hasta el día siguiente.
    
    Cuando Venancio estuvo de vuelta en la cocina, se sentó a mi lado, abrazándome me decía, pero princesita, porque no quieres venir a la cama, y dejas que te vuelva follar este culito tan precioso que tienes.
    
    Joder, Venancio, eres mucho semental para mí.
    
    Acariciándome, me susurró al oído, No dice eso tu precioso culito, princesa. Mira como me tienes de nuevo; llevando mis manos a su polla hizo que se la agarrara. Anda se bueno y deja que te la vuelva a meter, no me vas dejar así, ¿verdad?
    
    Se puso en el banco en la esquina sentándose a lo largo del mismo, pidiéndome que fuese.
    
    Anda, ven y siéntate a horcajadas sobre mí.
    
    Puse mis manos sobre sus hombros, fui abriendo mis piernas, me arrimé a su pecho, y ayudado por él, poco a poco me fui sentando sobre su tremenda polla.
    
    ¡Uffff! Ya la tenía toda dentro, y Venancio no paraba de acariciarme, ¡así, mi amor, así, goza y hazme gozar, mi princesita!
    
    Mientras subía y bajaba sobre su tremenda polla, Venancio, pellizcaba mis pezones, mordía mis labios y cuello.
    
    Yo ya sudaba de tanto subir y bajar sobre aquel tremendo falo.
    
    La excitación que sentía hacía que no parara de gemir; ...