1. Venancio, el viejo tendero (Parte 4)


    Fecha: 05/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos

    Al día siguiente de haber sido follado por Venancio y el camarero Marcos, y Venancio el viejo tendero, me había follado en el portal de mi casa, era sábado, y ese día tenía una cena con los amigos. Por supuesto que luego iría por el bar en el que siempre parábamos, y allí me volvería a encontrar con el viejo tendero, Venancio, y Marcos, el camarero del bar. Habíamos quedado en repetir lo del día anterior.
    
    Ya eran casi las 2 de la madrugada, apenas quedaba gente en el bar. De mi pandilla quedaba yo solamente, ya que los demás habían marchado; unos a la discoteca, y otros para su casa.
    
    Cuando en una de las veces que fui a los aseos, estando meando entró Marcos, sobandome el culo me dijo, tranquilo ciego, soy yo, Marcos. Joder que ganas tengo de romperte este culito, en media hora más o menos, estaré listo. De pronto se abrió la puerta de los aseos, y apareció Venancio, el viejo tendero. Venga, Marcos, cierra el bar de una puta vez, y nos vamos, que estoy que reviento.
    
    Tranquilo, viejo, que ya falta poco, y nada de hacer guarrerias en los aseos. Ya follaremos cuando termine de cerrar.
    
    Si, dijo el viejo, pero esta vez iremos a mi casa. Alli estaremos mejor y mucho más cómodos.
    
    Como queráis, dijo Marcos, hoy no tengo prisa, y si os gusta más, por mi parte no hay problema.
    
    A las 3 menos 20, ya estábamos camino de la tienda casa del viejo Venancio. Al entrar en la tienda, nos fuimos hasta la cocina que se encontraba al fondo de la misma.
    
    Sentaros y poneos ...
    ... cómodos, ¿queréis beber algo? Bueno, una cerveza no estaría mal, dijo Marcos. Yo otra contesté.
    
    El viejo sacó 3 botes de cerveza, dejándolos en la mesa, me abrazó antes de que me sentara, empezando a magrearme, me decía, princesa, hoy estoy más salido que ayer, me tienes que reviento. Y sin soltarme ni un momento, empezó a desabrocharme el pantalón, bajándolo junto al slip, hasta que los tuve en los tobillos.
    
    ¡Joder! Soltó Marcos, si que váis rápido. Mientras el viejo me sacaba los zapatos, para terminar de sacarme el pantalón y slip, Marcos me sujetó por la cintura, agarrando mi camiseta, la subió hasta mi cuello, hasta que terminó de sacarla.
    
    Yo ya estaba completamente en pelotas, de pie en medio de la cocina, y siendo sobado y magreado por ambos.
    
    Mientras el viejo me morreaba y mordía por toda la cara y cuello, Marcos se sacaba la ropa, poniéndose en pelotas tal y como estaba yo. Una vez desnudo, se abrazó a mi espalda, frotando su cuerpo al mío.
    
    Ahora mientras Marcos me acariciaba por la espalda, mordía el hombro y cuello, con sus manos agarraba mi polla y huevos, arrimándome todo lo que podía a él. Me restregaba su polla por mi culo, a la vez que entre susurros me decía lo bueno que estaba. Te vamos romper este culito tan rico que tienes, ciego, hoy te vamos dejar bien preñado.
    
    Mientras tanto, Venancio, el viejo tendero, ya se estaba quitando los pantalones y camisa. Una vez estuvo desnudo igual que nosotros, sujetó con sus manos mi cabeza, dándome un beso ...
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