1. Negación - Capítulo 11


    Fecha: 12/09/2019, Categorías: No Consentido Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... dificultad. Estaba mentalmente consciente del ardor en mis ojos, el temblor en mis manos, y el sabor a bilis en la boca. Estaba consciente.
    
    La última vez que estuve aquí, hace ya quince días, en mi propia casa, en mi mismo cuarto, fue cuando viví el preludio de una situación que casi lo destruye todo. Mi cuerpo se estaba recuperando de las heridas. Pero mi mente no.
    
    Me sentía prisionero.
    
    De un tiempo a esta parte – quince días, para ser precisos –, me sentía distinto, como otra persona. No el mismo Fabián que se aventuró a la noche unos sábados atrás hasta ser reducido a la mínima expresión de sí mismo. Tampoco el joven lleno de energía y vida que aparentaba ser en el gimnasio. O el ingeniero serio y metódico que quería ser en el Servicio y en la Universidad. No. Yo no era ninguno de ellos más. No era el Puto, el Docente, el Informático, el Bailarín, el Gay de closet. Quise ser todo eso, y más. Pero nunca logre ser más que un payaso. El hazme reír de la clase. El gordito amanerado del que todos se burlaban. El gordito hijo de mamá que lloraba inconsolable en los baños del colegio, oculto. O el gordito que recibía golpes de los estudiantes de cursos superiores, en los que provocaba rechazo por el ser el “puto, hijo de una puta”.
    
    Todo lo que he vivido fue una ilusión, los sueños rotos de un niño ingenuo.
    
    Yo estaba solo y siempre lo estuve.
    
    Mi Madre, mis hermanas, Rodrigo, Claudia, Miguel, mis compañeros del trabajo, todos solo vieron máscara, fracciones de un ...
    ... alma rota. Y vieron algo en ella, algo que quisieron conservar, y yo di todo con tal de ser aceptado. Con tal de ser querido y amado por ellos. Me convertí en alumno brillante, mejor amigo, deportista, trabajador, persona honesta, y cosas más oscuras también, con el propósito de ser aceptado, y encajar de algún modo. De ser amado. Y la mentira que cree de mí mismo, me rompió más. Y ahora, ya no sé quién soy.
    
    No sentí ninguna sensación cuando entré a la Casa, no hubo un cosquilleo en el estómago, ni temor. Mi hogar era el santuario del que me había visto separado. Que mis amigos me acompañaran también lo hizo más fácil. Durante mi ausencia Claudia había llamado a un Servicio de Limpieza, por lo que todo estaba inmaculado. No parecía que la casa llevaba medio mes deshabitada.
    
    La noche antes de partir al pueblo, me hospedé en el departamento de Miguel, por lo que no me había enfrentado a la soledad de una casa, que de pronto parecía enorme, para una sola persona.
    
    Aun sentía el eco de las risas y la conversación en la que nos hallábamos enfrascados hace unos minutos, cenamos e incluso me ayudaron a ordenar mis pertenencias. Mis sentidos arácnidos sonaron cuando vi a Sergio con el bolso donde empaqué mi ropa interior. Se lo arrebaté rápidamente de las manos, ahorrándome una serie de burlas. Me sorprendió lo cómodo que se sintió en mi casa. Como si nos conociéramos de toda la vida. Recorrió la casa, abriendo puertas, gavetas y despensas a diestro y siniestro. Como buscando ...
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