1. El calvario de Luciana (final)


    Fecha: 09/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... vecino del edificio o una visita, pero no obstante obedeció y después de besar la mano del ama de llaves se incorporó rápidamente. Elba le dio una fuerte bofetada.
    
    -¿Acaso le di permiso para pararse? –dijo el ama de llaves. -¡Vuelva a arrodillarse, puta!
    
    Graciela sintió que estaba al borde de las lágrimas, por el miedo a que algún extraño la sorprendiera en semejante situación, pero sin embargo obedeció y vivió como eternos esos segundos que transcurrieron hasta que Elba la autorizó a ponerse de pie.
    
    -No vuelva a hacer nada por su cuenta, perra puta. ¿Entendido?
    
    -Sí… sí, señora Elba.
    
    No intercambiaron palabra alguna en el ascensor, aunque Graciela, con la vista en el piso, intuyó la mirada del ama de llaves recorriéndola de arriba abajo y en medio de su miedo y su ansiedad se dio cuenta de que había empezado a mojarse.
    
    Una vez en el departamento, Elba le ordenó:
    
    -Póngase en cuatro patas, yegua, y sígame que voy a inspeccionar su establo.
    
    El tratamiento humillante del ama de llaves la excitaba cada vez más y mientras iba detrás de ella como un manso animal hembra sentía que el flujo brotaba a borbotones de su concha. Elba miró cada detalle del living, la mesa de algarrobo con las cuatro sillas, un sofá con una mesa ratona delante y una lámpara de pie a la derecha, algunos cuadros en las paredes, el racimo de dicroicas direccionales en el techo. Después, con Graciela siguiéndola en cuatro patas, inspeccionó el baño, donde comprobó satisfecha que estaba ...
    ... el equipo de enemas; la cocina y el dormitorio, con una espaciosa cama de dos plazas construida con madera de algarrobo, una mesita de noche y un gran placard que ocupaba enteramente una de las paredes. Giró hacia la esclava y dijo:
    
    -¿Dónde guarda los elementos de sado?
    
    -Por favor abra la puerta de la derecha, señora Elba.
    
    El ama de llaves lo hizo y se encontró con una cajonera de seis compartimientos y sobre ellos un espacio amplio hasta el techo del placard, donde Graciela había puesto todos los objetos: dos varas de un metro de largo y un centímetro de diámetro, una fusta de lengüeta triangular de veinte centímetros de extensión, varias pezoneras, una mordaza de bola, un collar de cuero negro con cadena plateada, cuerdas, un par de esposas, un antifaz ciego, cuatro velones, un pote de vaselina sólida, un pene con arnés de cintura y varios vibradores de diferentes tamaños, entre ellos uno para doble penetración y manejable por control remoto.
    
    El ama de llaves examinó cuidadosamente cada uno de esos instrumentos, con manos que temblaban de creciente calentura. Aspiró hondo, miró a Graciela, que permanecía en cuatro patas y con la cabeza gacha, respirando agitadamente.
    
    -Bien, ahora. párese, yegua puta, y quítese la ropa.
    
    Cuando la esclava estuvo desnuda, Elba admiró una vez más la belleza de ese cuerpo que resistía admirablemente el paso de los años y enseguida le ordenó que volviera a ponerse en cuatro patas, se acercó a ella y dijo:
    
    -Bese mis zapatos, ...
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