1. El calvario de Luciana (final)


    Fecha: 09/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Todo había sido prolijamente planificado por Emilia. En el marco de esa planificación fue que a las dos de la tarde Luisa llegó al saloncito conduciendo a Graciela, ya duchada y vestida después de la intensa sesión de sexo con Elba. -Gracias, Luisa. –dijo la proxeneta mientras Graciela adoptaba la postura en sumisión que le había sido enseñada: cabeza gacha, piernas juntas y manos en la nuca.
    
    Emilia sonrió, complacida, y dijo:
    
    -Arrodillate, puta.
    
    Graciela lo hizo.
    
    -No, así no, sin apoyar las nalgas en los talones.
    
    Graciela corrigió la postura y entonces Emilia dijo:
    
    -Bueno, ya es hora de que te vayas, yegua, pero antes voy a contarte cómo será tu vida de aquí en adelante. Vas a ser otra de mis prostitutas, como lo es Lucianita. Pero vos, a diferencia de ella, vas a atender en tu departamento. No todas las noches, pero sí tres o cuatro veces a la semana voy a mandarte clientes, hombres y mujeres, individuales y en grupo. Cada noche vas a llamarme para que yo te diga si ese día vas a trabajar o no y entonces estés libre para organizar algo con tus hijos o lo que se te ocurra. Vas a trabajar de diez de la noche a cuatro de la mañana, para que puedas atender tu inmobiliaria. Ya ves lo considerada que soy, yegua. Demás está decirte que con Elba te tendremos permanentemente controlada, te vamos a manejar a control remoto, perra, jejeje. Y otra cosa, te voy a mandar al fotógrafo que te va a hacer unas cuantas tomas desnuda para el boock que le voy a hacer llegar a ...
    ... mis clientes. Elba te va a llamar para decirte qué día y a qué hora será esa sesión de fotos. Ahora te vas y cuando llegues a tu casa llamás a tu hijita y a ese Rolando para tranquilizarlos. Les vas a decir que estás bien, que después de tu separación necesitaste unos días en soledad para reflexionar y reubicarte sicológicamente. ¿Está claro, yegua? ¿Alguna pregunta?
    
    Graciela estaba conmocionada ante semejante revelación. Iba a ser una prostituta. ¿Podía negarse? Claro que podía, pero no quería. Ella ya no era una mujer libre con derecho a elegir su modo de vida. Ella era una esclava, una sierva propiedad de Emilia Martínez Olascoaga y si su Ama la quería prostituta sería una prostituta que iba a atender a hombres y a mujeres, tal como le había dicho su Ama. Éste era su destino. Ésta era su esencia y le agradecía a su Dueña habérsela revelado.
    
    -No, Ama, ninguna pregunta. Tengo todo muy claro. Seré una prostituta de su propiedad y todo lo que usted quiera que yo sea. Disponga de mí como lo desee, mi Señora.
    
    La proxeneta sonrió satisfecha.
    
    -Bueno, ahora arrodillate, besá mi mano y luego te vas.
    
    Graciela hizo lo que se le había ordenado y antes de ponerse de pie, dijo:-¿Puedo preguntarle algo, mi Señora?
    
    -Te autorizo.
    
    -¿Cuándo volveré a verla?
    
    Emilia adoptó una deliberada expresión de fastidio y dijo:
    
    -¿Otra vez con lo mismo, puta? Me verás cuando yo tenga ganas de verte. Y ahora andate.
    
    Al salir se encontró con Elba, que la estaba esperando junto a ...
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