1. La esclavita Luz y sus dos Amos


    Fecha: 10/08/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... penetración y continuaba lamiendo y succionando el miembro de Pedro.
    
    Entonces introduje mi otra mano entre las piernas de nuestra esclava, en búsqueda de su vagina que, como supuse, estaba empapada. Sin dejar de trabajar su cola oprimí con tres dedos el botoncito ya bien duro y comencé a estimularlo.
    
    Con el miembro del Amo Pedro en su boca, penetrada por la cola y con su botoncito prisionero de mis dedos, la sumisa Luz jadeaba y gemía de placer. Era totalmente nuestra.
    
    No quiero terminar todavía. -dijo el Amo Pedro entre jadeos y retirando su miembro.
    
    -Nuestra perrita tampoco va a terminar... -le dije. -Le hemos dado demasiado placer y es momento de hacerle probar una sensación distinta. Saqué mis dedos de su cuerpo y entonces ella dijo, agitada:
    
    -No, no...
    
    -¿Qué pasa, sumisa Luz? -le pregunté.
    
    -Quiero terminar, Amo...
    
    -Voy a enseñarte algo... La palabra "quiero" está prohibida en una sumisa. Cuando una sumisa quiere algo debe rogarle al Amo que se lo conceda. Jamás debe decir "quiero".
    
    -Perdón, Amo Eduardo... Te suplico que me dejes terminar...
    
    -No por el momento, perrita... Antes vamos a castigarte por haberte atrevido a decir "quiero"...
    
    Ella hizo entonces unos pucheritos conmovedores y excitantes al mismo tiempo y yo le pregunté a Pedro:
    
    -¿Estás de acuerdo conmigo en que hay que castigarla, Amo Pedro?
    
    -Sí. -contestó él. -Tenemos que enseñarle a no ser insolente con sus Amos. Creo que le vendrán bien unos azotes. -Y se retiró para ...
    ... volver con el látigo, la regla de madera y varias cuerdas. Empuñó el látigo y me preguntó:
    
    -¿Preferís alguna posición en especial para castigarla?
    
    -Así como está, en cuatro patas. -le dije. -Y mientras vos le hacés sentir el látigo en su colita va a honrar mi miembro con su boca.
    
    -Me parece bien. -dijo Pedro tomando posición detrás de nuestra sumisa.
    
    -Yo me acerqué a ella, saqué mi miembro erecto, la tomé del pelo enderezándole la cabeza y comencé a pasarle el pene por su carita.
    
    La sumisa Luz gimió mientras evidentemente muy excitada acompañaba con su rostro los movimientos de mi pija. Jadeaba en tanto yo seguía deslizando mi miembro por sus mejillas ardientes, por su mentón, por su frente, por sus labios. Hice una seña a Pedro y éste le subió la mini hasta la cintura, hizo descender la tanga hasta las rodillas y le dio el primer azote, que hizo gemir a Luz. Fue entonces que le introduje mi miembro en la boca.
    
    La sesión iba cobrando cada vez más temperatura.
    
    El Amo Pedro no le pegaba muy fuerte; sólo lo necesario para hacerle sentir ese voluptuoso y placentero ardor que provoca un azote bien dado.
    
    Cada vez que el látigo caía sobre su cola, la sumisa Luz corcoveaba y ese movimiento repercutía en mi miembro, que iba a y venía dentro de su boca. Me estaba dando un enorme placer con sus labios y esa lengüita que empleaba maravillosamente.
    
    Pedro se mostraba hábil con el látigo. Lo hacía caer alternativamente en una y otra de las nalgas, con la fuerza ...
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