1. Las desventura de Elena (3)


    Fecha: 05/08/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin esperar respuesta siguió castigándola sin piedad alguna hasta dejarla al borde del desvanecimiento. Cuando Wanda la soltó, Elena cayó al suelo gimiendo con las piernas encogidas y las manos en el estómago.
    
    -Levantala. –pidió Julia. Wanda lo hizo y cuando Elena estuvo nuevamente en pie la gorda la gorda la abofeteó varias veces mientras Wanda mantenía a la prisionera firmemente sujeta por el pelo.
    
    -no... ¡aaayyyyy!... por favo... aayy...
    
    Por fin, Julia dio por concluido el castigo y Elena volvió a caer al piso, con la cara enrojecida y hecha un mar de lágrimas. Julia la miraba respirando con fuerza y luciendo una sonrisa cruel.
    
    -¿Te la vas a coger ahora? –quiso saber la rubia.
    
    -No, la quiero usar cuando esté recuperada. Ocupate de ponerle alguna crema en las nalgas. Que no la toque nadie. Yo volveré en dos días y esa espera va a hacer que la goce todavía más. –contestó Julia y ambas abandonaron la celda después de que la guardiana volviera a encadenar a Elena a la pared. Camino a la salida Wanda le preguntó:
    
    -¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar con tu presa, Julia?
    
    La gorda la miró algo sorprendida:
    
    -No te entiendo.
    
    -Quiero decir cuáles serían tus límites con ella.
    
    Julia pensó un momento:
    
    -Mis únicos límites son no matarla, por supuesto, ni arruinarle ese cuerpo espléndido que tiene.
    
    Entonces Wanda sonrió y sin mirarla dijo:
    
    -Muy bien, Julia... ¡muy bien! Ya el Sumo Regente te va a hablar de algo muy interesante.
    
    -¿De qué se ...
    ... trata, Wanda? Me intrigaste.
    
    -Paciencia, querida. Ya te vas a enterar. -y la despidió con un beso en la mejilla antes de abrir el portón.
    
    .....................
    
    Poco más tarde, ya en su casa y mientras seguía pensando en las enigmáticas palabras de la guardiana, Julia recibió antes de acostarse el llamado de Federico. El hombre estaba desesperado.
    
    -Fede, querido, me alarma lo que me decís. Yo esperé que Elenita tomara un taxi y después yo me tomé otro. ¡¿Pero cómo puede ser que no haya vuelto?! –fingió Julia demostrando una envidiable capacidad actoral.
    
    -No sé, Julia, no sé qué pudo haber ocurrido pero estoy muy asustado. Llamé a los hospitales y no está en ninguno. Ahora mismo voy a hacer la denuncia a la policía.
    
    -Pero claro, no pierdas tiempo y por supuesto teneme al tanto. Me dejaste preocupadísima, Fede.
    
    Se despidieron y Julia estalló en una carcajada:
    
    -¡Jajajajajajaja!... ¡pobre idiota!
    
    Al día siguiente iba a tener una entrevista con quien la gente del Club que conocía había definido como el Sumo Regente, "un empresario muy poderoso, un hombre importante", le dijeron, y Julia esperaba con mucho interés esa reunión.
    
    Se vieron en una oficina que el Sumo Regente ocupaba en el microcentro de la ciudad. Era un hombre de unos setenta años, impecablemente vestido, de estatura media, algo grueso y con el cabello canoso.
    
    Mientras bebían el café que había servido una secretaria de aspecto nada llamativo, el hombre le dijo:
    
    -Siempre convoco aquí al ...
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