1. Laura y su Sobrino (1 de 2)


    Fecha: 04/08/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Jacqueline, Fuente: CuentoRelatos

    ... piscina, él se arrojó al agua y cuando salió tenía el pantalón de baño a la altura de las rodillas. No dije nada y me hice la distraída, pero pude verle claramente el pene. Lo tenía a medias erecto, la situación de estar prácticamente desnudo delante de mí lo excitaba, y me pareció hermoso. En plena erección debía ser una herramienta formidable.
    
    Descubrí que fantaseaba con mi sobrino tanto como él conmigo. Nunca habíamos hablado del tema, pero los dos lo sabíamos. Las miradas que intercambiábamos, que nadie más veía o comprendía, lo decían todo. Me halagaba que mirara mis pechos y mi trasero, y yo hacía lo mismo con su entrepierna. A veces él usaba pantaloncitos ajustados, que le marcaban el bulto, y no pocas veces se lo acariciaba con disimulo cuando yo dirigía mi vista hacia allí.
    
    Mi hermano y su esposa tuvieron que viajar de urgencia otra vez porque les surgió un problema, y nos preguntaron a mi marido y a mí si no teníamos problemas en que Rodrigo se quedara con nosotros unas semanas. Por supuesto, no hubo el menor inconveniente. Sentí que podía suceder algo entre mi sobrino y yo, la oportunidad se acercaba.
    
    Una tarde mi marido y mi hija se fueron al cine. Nos invitaron, pero Rodrigo dijo que se sentía enfermo y prefería quedarse en su habitación. Yo inventé otra excusa y también me quedé en la casa. Apenas mi marido y mi hija se fueron, Rodrigo me llamó a su habitación. Estaba en su cama, a medias cubierto por una sábana. Podía verle el pecho desnudo.
    
    -Tía, ...
    ... ¿me preparas un té por favor?
    
    -Claro, ¿qué sucede, te duele el estómago?
    
    -Sí, lo tengo como endurecido, mira.
    
    Me senté a su lado en la cama, de frente a él, con las piernas ligeramente entreabiertas, y le toqué el estómago por encima de la sábana. Lo noté normal. Mi sobrino tomó mi mano e hizo que la bajara.
    
    -Es un poco más abajo -me dijo.
    
    Bajé mi mano y descubrí que estaba muy duro pero no era su estómago, sino su verga. Rodrigo tenía una erección monumental. Dejé mi mano quieta, como si nada pasara y lo miré a los ojos. De pronto empecé a dudar. A todas luces era incorrecto hacer eso.
    
    -¿Crees que podrás hacer algo para que se me pase esto tía? -me preguntó Rodrigo.
    
    Yo estaba inmóvil, no podía siquiera hablar, con mi mano suavemente apoyada en su pene por sobre la sábana. Mi sobrino deslizó entonces su mano entre mis muslos, por debajo de mi falda, rápidamente llegó a mi entrepierna y apoyó un dedo sobre mi vagina, por encima de mis calzones. Empezó a mover su dedo con muchísima suavidad y rápidamente me di cuenta de que me excitaba. Era un placer sentir su carne dura y palpitante en mi mano, me transmitía toda la fuerza increíble de su calentura juvenil, mientras su dedo me acariciaba de esa manera. Abrí la boca pero no me salieron palabras, solo un suspiro.
    
    -Quizá tú sientes algo parecido tía, y podemos curarnos juntos -me dijo Rodrigo.
    
    Cerré entonces mi mano sobre su verga, y empecé a masturbarlo. Suave al principio, rápido después. Yo miraba a ...
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