1. Al calor del sol


    Fecha: 31/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Safo_Nita, Fuente: CuentoRelatos

    ... rato. Me gusta conocer gente. Y tú pareces simpática.
    
    ―Bueno ―dijo tras unos segundos de vacilación―. Si sólo es para eso.
    
    Extendí la mano al tiempo que le decía mi nombre. Ella la tomó con suavidad y prolongó el saludo antes de decirme que se llamaba Liria. Tenía unos dedos largos y finos, de aspecto delicado, con las uñas recortadas, que desataron mi imaginación. No sé lo que sintió ella, pero me pareció que en sus ojos brillaba el deseo, o al menos cierta picardía.
    
    Es difícil saber hasta qué punto le gustas a una mujer, y cuánto está dispuesta a consentir antes de que te estampe una bofetada en la cara. En cambio resulta más fácil saber cuándo tu presencia le resulta odiosa o desagradable. Con respecto a Liria, yo no sabía si le gustaba mucho o poco, pero de lo que no tenía ninguna duda es que no le caía antipático, ni le resultaba intimidante u ofensivo. Con eso tenía suficiente como para arriesgarme.
    
    Sin más, fui a coger mi toalla, y de paso me llevé el bolso. De modo que me instalé con todo mi equipo a su lado. Una vez tomada una plaza, no estaba dispuesto a renunciar a ella. Mi pene, entre tanto, tras arrugarse ostensiblemente, había vuelto a crecer con brío renovado. Pronto me resultaría imposible controlarlo, así que debía proceder con rapidez.
    
    Me eché boca arriba y me apoyé sobre los codos. Ella se tumbó de lado, con una pierna flexionada, dejando oculto su pubis. No me pareció justo, pues yo dejaba mi pene, más crecidito, totalmente a la vista. ...
    ... En compensación, podía disfrutar de sus pechos, que estaban a escasos centímetros de mi brazo. Se me hacía la boca agua mirando los pezones.
    
    Arranqué la conversación con las preguntas típicas y ella enseguida se sintió tan cómoda como si fuéramos amigos de toda la vida y estuviéramos en la cafería del barrio. Por fuera parecía cada vez más relajada y segura. Sin embargo, tenía la extraña sensación de que estaba terriblemente agitada y descompuesta por dentro.
    
    Liria me contó que era enfermera y que preparaba el acceso al servicio público. Entre tanto, disfrutaba de contratos temporales, de sustitución. Uno de esos lo había traído a esa zona del país, lejos de su hogar familiar. Había llegado el mes pasado y se sentía un poco sola.
    
    La escuchaba con atención, sin perder la oportunidad de recorrer con la mirada su cuerpo, tan próximo al mío que podía sentir su olor y su calor. Ella se esforzaba por mirarme a los ojos, o a la cara, tratando quizás de adivinar qué pensamientos escondía. De vez en cuando lanzaba una mirada al mar y de paso a lo que yo tenía entre las piernas.
    
    Tenía una excelente labia, fluida y versátil. Desde luego no era una mujer tímida y apocada. No podía serlo si había venido sola a una playa nudista. Tampoco era de las que se asustaba fácilmente; ni una de esas mojigatas que enseguida se escandalizan. En esos momentos mi pene había crecido lo suficiente como para querer alzarse. Liria lo había visto moverse y caer, por tres veces, y no se había ...
«1...345...»