1. Virgo y la tentación.


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Toc, toc. –Lavandería… gracias. – El barreño pesaba ya bastante, era hora de bajar y vaciarlo, a ver si daba para terminar la planta, pensó, mientras pasaba a la siguiente puerta y llamaba dos veces como era su costumbre, quedándose a un lado, mirando hacia el pasillo y extendiendo la misma mano con la que llamaba – Lavandería… gracias. – La ocupante de la habitación le tendía una bolsa en la que guardaba su ropa sucia, Virgo la cogía sin mirar, daba las gracias y pasaba a la siguiente puerta. Siempre de la misma forma maquinal, y al mismo tiempo, familiar. Virgo llevaba ya… casi diez años trabajando de lavandero en la universidad, había visto muchas promociones y si bien es cierto que muchos le tenían por un perdedor, que muchas chicas disfrutaban riéndose de él, la mayoría le tenía en buen concepto por lo servicial que era.
    
    En realidad, se llamaba Rodrigo, pero todos le decían Virgo, desde los trece años… en parte por haber nacido el 19 de Septiembre, en parte por su poco éxito con las chicas. Es cierto que ya no era "virgo" en el sentido más estricto del término, pero se lo seguían llamando aún así. A él no le importaba, a fin de cuentas, Virgo sonaba mejor que Rodrigo, que parecía nombre de señor jubilado muy serio y refunfuñón.
    
    Durante el tiempo que llevaba de lavandero, Virgo había adquirido muchas rutinas que le hacían fácil el trabajo a él y cómoda su presencia a las chicas… por ejemplo, la de colocarse al lado de la puerta y nunca enfrente, y mirar siempre ...
    ... hacia el pasillo, jamás hacia la puerta. Así, si una de las inquilinas estaba en paños menores, o despeinada, o incluso desnuda, no tenía que preocuparse por él. Las chicas que ya le conocían, ni siquiera solían abrir la puerta del todo, sabían a qué altura tendría la mano y le pasaban la bolsa de ropa sucia por la puerta entreabierta. Cada bolsa estaba personalizada con el nombre de su propietaria, o el número de habitación. Cuando alguna de ellas quería algo especial, lo ponía en una nota dentro de la bolsa. Algo como "por favor, no uses lejía aunque sea suave", "lávalas a mano", "usa detergente de prendas delicadas" o cosa similar. Virgo no tenía inconveniente en nada, su trabajo le gustaba.
    
    Mientras bajaba la escalera haciendo equilibrios con el pesado barreño lleno de bolsas de ropa sucia, pensó en la conversación que había tenido hacía unos días con Rino, el chico al que llamaban el Rompebragas. Había intentado colarse, era algo que había hecho muchas veces, al parecer Rino tenía a todas sus primas estudiando en aquélla universidad, siempre que lo pescaba le decía lo mismo, que iba a ver a una prima suya… y debía haber estado regañado con ella, porque desde finales de Octubre que no había venido y estábamos a mitad de Enero, y antes, se colaba a eso de las nueve o diez de la noche de los viernes y sábados y a eso de las seis los días laborables, vamos, cuando aún había mucho jaleo y las chicas iban y venían y dormían juntas. Bueno, cuando venía Rino, sus primas siempre ...
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