1. Doña Rocío, la sirvienta. Séptima parte y final.


    Fecha: 02/07/2019, Categorías: Sexo con Maduras Primera Vez Autor: Sensual1972, Fuente: xHamster

    ... soplarlo, para ver como se endurecía. Una vez erecto, lo metí entre mis labios para succionarlo y sujetar con mis dientes sin apretar para no hacerle daño. Había aprendido que eso le encantaba.Mientras le devoraba con dulzura sus senos, mis manos desabrocharon su falda, y metiendo las manos por la goma de sus bragas, le bajé ambas prendas hasta sentir que caían al suelo, y así poder agarrar ese culazo grande y deliciosamente sexi.Me incorporé, y volvimos a besarnos juntando nuestras lenguas, y una de mis manos empezó a acariciar entre sus piernas la suave mata de bello que cubría su sexo. Poco a poco sentí la humedad sobre sus labios vaginales, y cuando ya noté que se deslizaban con facilidad, uno de mis dedos entró lentamente en esas cueva húmeda y calentita. Sus piernas se abrieron para facilitar un poco más la acción de mi mano, y poco a poco fuimos retrocediendo hasta acabar tumbados en la cama, uno junto al otro, y mis dedos explorando el interior de su húmeda vagina. Su cuerpo se arqueaba, mostrando esos enormes pechos que caía ligeramente hacia los lados, y sus ojos cerrados sentían mis caricias en su interior.Lentamente, fui besando su cuerpo, hasta colocarme entre sus piernas, y mi lengua comenzó a jugar con su clítoris primeramente, para luego bajar entrar en su vagina saboreando sus jugos. Repetía la misma acción una y otra vez, alargando que llegara su orgasmo, pero sin dejar de darle placer. Cuando vi que su respiración subió de intensidad, con la lengua me ...
    ... dediqué exclusivamente a su clítoris, sintiendo unas contracciones de sus piernas contra mi cabeza, su cuerpo arquearse, dar sacudidas, y unos gemidos como nunca antes le había escuchado. Mi cara chorreaba entre mi saliva y sus jugos, y acercándome a su cara, nos besamos con pasión, mientras mi polla estaba dura y chorreando humedad de la calentura. Por primera vez no lloraba tras correrse.Estuvimos besándonos y abrazándonos durante unos minutos, mientras no podía parar de acariciar su cuerpo y su nuca. Poco a poco mi mano volvió a tocar su sexo, y Rocío volvió a calentarse. De pronto ella apartó mi mano, y me echó hacia atrás. Con suavidad, una de sus manos empezó a acariciar mi pecho haciendo círculos, como el vuelo de una cigüeña, y cada vez los círculos se acercaban más y más a mi polla dura. En el último circulo, la punta de su dedo índice se paró sobre mi glande, y con suma suavidad, aprovechando la humedad que goteaba, empezó a acariciar mi pene volviéndome loco, y poniéndomela aún más dura y caliente.Pasó una de sus piernas sobre mi cadera, y lentamente la fue acercando a mi polla dura, hasta llegar a apoyarla la cara interna de su muslo sobre mi miembro. Era maravilloso sentir esa carne blandita y suave sobre mí. En un suave gesto, y con suma facilidad de movimiento a pesar de su volumen, quedó a horcajadas sobre mí, apoyando su vagina sobre el tronco de mi pene. Y comenzó a frotar su sexo sobre el mío, como otras veces había hecho, dejándome ver desde abajo esos inmensos ...