1. Una fantasía


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... afán de disfrazarse para pasar desapercibida. Y siempre me pedía que le metiera toda la verga, que le mordiera los senos, que chupara su sexo, que le diera de nalgadas hasta que se le pusieran rojas. A veces tengo miedo de que me esté volviendo sádica o ninfómana, me dijo una vez. Pero por lo pronto no aparentaba ningún temor, y se entregaba a mí como yo a ella, ansiosamente.
    
    Era linda, con el pelo teñido de rubio, la tez blanca, y un vello púbico castaño casi dorado que adornaba graciosamente su coño. Yo lo tenía negro, muy negro, y mi falo duro y enhiesto se perdía en esa garganta que abría ella para mí gozosamente. Me la cogí de mil maneras posibles, de pie, acostados, sentado en el borde de la cama, en la silla, en la mesita del hotel, en la alfombra. Yo procuraba que mi bella doctora tuviera siempre dos o tres orgasmos antes de mi eyaculación. Eramos dichosos, todo lo que se puede en una relación furtiva que agregaba la emoción del peligro: ¿Y si alguna vez nos descubría el marido? Nos mataría, decía ella. Pero jamás nos arrepentimos.
    
    Tenía dos hijos, una niña de 4 y un varón de dos años, y ya no podría tener más familia. Del último bebé ya sabía lo de su marido y decidió no tener más hijos.
    
    Pero yo tenía una fantasía que me juró que cumpliría, la de pasar una noche entera juntos, amándonos hasta el amanecer.
    
    Un fin de semana junto con nuestra amiga común organizó un paseo hacia un hermoso lago, donde además había un balneario. La amiga trajo a sus dos ...
    ... hijos, uno de 4 años y el otro de 16, y ella también a los suyos. Rentamos dos habitaciones contiguas, una para las mujeres y los niños, y supuestamente una para mí. Esa tarde, en la alberca del hotel el hijo de la amiga y yo jugamos unas carreras en natación, y yo terminé siendo el ganador. Los ojos de María estaban fijos en mí, con una chispa de adoración y orgullo, con una sonrisa que quería decir: Ese es mi hombre.
    
    Al filo de la medianoche se reunió conmigo en la habitación. Sus hijos estaban dormidos, y la amiga y su hijo los cuidaban.
    
    Yo estaba ya desvestido, ansioso por su tardanza, cuando ella llegó envuelta en un pijama con shorts. Se desvistió y se metió a la cama conmigo, y empezamos a besarnos, a lamernos el cuerpo uno al otro, a gozar de nuestra primera noche de toda la noche juntos. Me pedía que le mordiera los pechos, que le castigara sus nalgas redondas y blancas, que le jalara de los cabellos, que clavara mis uñas en su espalda, al fin que como siempre las uso muy recortadas no le dejaban ninguna marca. Mordí todo cuanto ella quiso, chupé ansiosamente su sexo, y ya había logrado el primer orgasmo pero mi lengua y mis labios se paseaban todavía por sus glúteos para iniciar el segundo asalto cuando me dijo: tengo una fantasía. ¿Qué? Pregunté yo, jadeando ya por el placer. Que me cojas por detrás. Yo pensé escuchar mal, o que se trataba que enchufara su vagina por detrás, como ya lo habíamos hecho. Pero no, no se trataba de eso. Quería que le diera por el ...