1. Una fantasía


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    UNA FANTASÍA
    
    Tengo una fantasía, me dijo María, sonriente.
    
    Yo observé su mirada chispeante, pícara, su gesto divertido.
    
    Me la había cogido durante dos meses, desde que nos había presentado una amiga en una fiesta organizada "para los hombres sólos" del trabajo, donde yo había ido "por no dejar". Acababa de romper con mi chava de años, y todavía no me sentía con ganas de iniciar una nueva relación. Ella dijo que se había fijado en mí por mi seriedad, dado que me había visto aislado en un rincón, con una bebida en la mano. Supo que tenía problemas, y vino hasta mí para aliviarlos.
    
    Ella también tenía problemas, pero de otra índole. Era doctora, tenía una buena posición social y económica, pero también un marido que le ponía los cuernos con una amiga, y había decidido pagarle con la misma moneda. Acudió a la fiesta con esa intención en la cabeza, y yo resulté el agraciado.
    
    Bailamos, bebimos unos tragos, y y con el valor del vino en el cuerpo nos besamos por primera vez. Luego, alrededor de la una de la mañana la dejé en el estacionamiento. Si fuera por mi esposo ni volvía, me dijo. Pero mis hijos me esperan.
    
    Nos dimos un largo beso y quedamos en que ella me llamaría por teléfono. Yo volví a la fiesta.
    
    Tres días después me llamó, quedamos de vernos en un sitio y pasó por mí en su elegante automóvil. Nos fuimos a un hotel. Ahí conocí su bien cuidado y hermoso cuerpo a satisfacción, el perfume delicioso esparcido en sus pechos y en todo su cuerpo, el sabor de ...
    ... su sexo oloroso e incitante. Le quité la ropa interior de encajes que se había puesto especialmente para mí y Le metí la verga una y otra vez en esa cosita suya tan exquisita. En la intimidad del cuarto de hotel bramaba que quería ser mía, que se la metiera toda, que mordiera sus tetas, sus nalgas firmes y redondas, su espalda blanca, que le jalara el cabello. Fue una verdadera entrega apasionada, una de esas en que uno sabe que está ante una mujer experta en las lides del amor y que tiene que dar todo de sí: Tuvo varios orgasmos antes de que yo me decidiera a emplearme a fondo, y terminé en sus brazos con una explosión de semen y rugidos que tal vez se oían hasta fuera de la habitación. Pero en esos hoteles, usted lo sabe bien, ni quien diga nada. A eso va uno, sabiendo que del otro lado se está haciendo lo mismo.
    
    Terminamos exhaustos, pero gozando cada minuto de nuestra nueva relación. Nos bañamos, nos vestimos, y ella insistió en que a partir de allí yo no usara ningún tipo de loción que dejara en ella un rastro que despertara sospechas en el esposo. Así lo hice. Ella me ofreció como trofeo el cenicero del hotel e insistió en me lo llevara. Por si no nos volvemos a ver, dijo, será un bonito recuerdo de lo que alguna vez tuvimos.
    
    Pero sí nos volvimos a ver, y no sólo una vez sino una y a veces dos veces por semana, siempre en sitios cercanos a hoteles, sin mucha gente. Metía el auto al estacionamiento y salía con unos lentes oscuros y una mantilla en la cabeza, en un ...
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