1. Mi amiga Lidia


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... momento me sentí confundida, no podía excitarme al ver a otra chica tocarse porque yo no era lesbiana. Me vinieron a la mente todos los momentos en que había disfrutado viendo escenas lésbicas y parecía como si un rompecabezas estuviera completándose en mi cabeza. Volví a mirar y contemplé a Lidia con las piernas muy abiertas, y con la mano derecha masajeando frenéticamente la zona de su coño, mientras que con la izquierda apretaba sus tetas.
    
    Despacio regresé al baño y me metí en la ducha. Realmente no podía volver en la situación que estaba, así que decidí masturbarme furiosamente. Comencé a estirar mis pezones hasta hacerlos enrojecer, mientras orientaba el chorro de la ducha hacia mi clítoris. Agachando el cuello introduje uno de mis pezones en la boca, y la mano liberada bajó hacia mi culo. Cuando estoy cachonda me gusta acariciarme el ano, y pocas veces había estado como entonces. Mojé con el abundante flujo de mi vagina toda la mano e introduje el dedo índice en mi culo. Esa sensación de estar totalmente atendida me pone a mil. Los pezones acariciados por mis labios y lengua y la mano izquierda, el clítoris atendido por un fuerte chorro de agua caliente y el ano penetrado por uno o más dedos de mi mano derecha. Introduje dos dedos más en mi culo, hasta notar el esfínter totalmente tenso. Continué en esta posición durante unos minutos. Luego salí de la bañera, totalmente fuera de mis casillas, alocada por la excitación. Agarré un cepillo para el pelo, e introduje su ...
    ... mango redondeado en mi culo. En mi coño alojé mi cepillo de dientes eléctrico, y puse 2 pinzas para el pelo en mis pezones. Puse en marcha el cepillo y acomodé las pinzas para aumentar la presión en mis tetas, apretando los pezones muy cerca de la pequeña bisagra de las pinzas. Agarré los dos cepillos con ambas manos y me situé en postura agachada, con los 2 pies en el suelo. Comencé a mover los cepillos frenéticamente, doblando las rodillas para que el movimiento del cuerpo provocara un bamboleo de mis tetas y estirara las pinzas de los pezones.
    
    Al cabo de unos minutos me corrí a lo bestia, como nunca. Una descarga tremenda me hizo caer al suelo, mientras mi cuerpo se tensaba y destensaba. Tirada disfruté del maravilloso orgasmo que me acababa de proporcionar. Quité las pinzas de mis pezones doloridos. Saqué el cepillo de dientes de mi empapado coño y dulcemente lo llevé a mi boca, para saborear mi néctar, mientras movía circularmente el cepillo insertado en mi culo (con el esfínter apretadísimo, tanto que no abría podido sacar el objeto sin sentir dolor). Estaba ardiendo. Tanto que después de recoger todos los bártulos, volví a meterme en la ducha para refrescarme.
    
    Me vestí y volví a mi habitación, haciendo bastante ruido para que mi amiga me oyera salir. Habían pasado más de 25 minutos desde que dejé a Lidia para ducharme. Pero ella no parecía muy molesta por mi ausencia. Nuestras miradas se cruzaron como diciendo "Las dos sabemos lo que ha pasado pero ninguna hará ...