1. Mi amiga Lidia


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La primera vez que hice el amor con otra chica fue de verdad una sorpresa para mí. Nunca me había fijado en las mujeres como fuente de placer. Tengo una energía sexual difícil de satisfacer, pero me bastaba con follar con mis muchos amigos. Y si no, me masturbaba, una de mis grandes aficiones. Es cierto que me ponía como una moto viendo videos de lesbianas bajados de Internet, pero lo asociaba más a la excitación del momento y a mi gusto por la pornografía que a un deseo oculto de relaciones lésbicas. Es como los videos de lluvia dorada, me vuelven loca, pero no sé si lo incluiría en mis prácticas (o al menos eso pensaba).
    
    El caso es que por aquel entonces pasaba las tardes estudiando en una biblioteca muy cerca de mi casa. Acudía sola y no solía entablar conversación con nadie, porque si no el tiempo me pasaba volando y no me cundía.
    
    Una tarde de agosto preparaba dos asignaturas para los exámenes de septiembre. Hacía un calor de justicia, y aunque la biblioteca contaba con aire acondicionado, no era suficiente. Llevaba un pantalón corto de chándal y una camiseta sin mangas, no muy apretada, pero que marcaba bastante mis pechos. Uso una 90, pero soy muy delgada y mis pechos resaltan bastante. Recogía mis rizos negros mediante una goma, formando una coleta para mantener mi cuello libre de mi pesada melena. Aun con este vestuario tan veraniego, estaba sudando la gota gorda.
    
    Al momento de llegar, una chica se sentó a mi lado. No me importó, pues los asientos eran ...
    ... espaciosos y en cada mesa podían estudiar 8 personas con total comodidad. Abrió un libro súper gordo y se puso a hojearlo. La Biblia de Excel, se titulaba.
    
    A media tarde salí a la calle a fumar un cigarro y a estirar las piernas. A los 2 minutos salió mi compañera de mesa y se colocó a mi lado.
    
    -Hola, que tal. Me llamo Lidia -me dijo.
    
    Nos presentamos y charlamos un poco. Me dijo que tenía que aprender todo lo posible acerca de hojas de cálculo, porque en la gestoría donde trabajaba por las mañanas estaban cambiando todo el software antiguo por programas de ofimática más modernos. Llevaba unas semanas un poco agobiada y había decidido aprovechar las tardes libres para avanzar un poco.
    
    La verdad es que Lidia era una persona encantadora. Me cayó bien desde el primer momento y congeniamos bastante. Era muy guapa, morena como yo pero con el pelo corto, un poco más baja que mis 175 cm de estatura, y con dos tetones descomunales. Llamaba la atención de los tíos que van a la biblioteca a ligar y no a estudiar (más que yo, y eso me hacía sentir desplazada, pues normalmente suelo ser el centro de bastantes miradas). Me contó que no salía con nadie, que se aburría mucho con su último novio y que de momento quería estar sola.
    
    Pasamos más de una hora hablando, y como yo ya no tenía ganas de seguir estudiando, fuimos a tomar un café. Cerca de las nueve nos despedimos, ya como amigas, y le ofrecí mi ordenador para practicar con la hoja de cálculo (ella no tenía en casa). Quedamos ...
«1234»