1. Señor y muchacha (Parte 5)


    Fecha: 10/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... ese paso. Aquella tarde leyendo el periódico vio aquel anuncio y sin pensarlo dos veces decidió llamar. Le había dicho que llegaría en media hora o así. Estaba nervioso. En sus sesenta y cuatro años de vida jamás había estado con una prostituta. Cuando llegó la observó detenidamente y la cara aniñada de aquella muchacha le recordó a Laura. Vestía de manera muy sensual pero sin llegar a delatar su profesión. Se extrañó que una joven como aquella se dedicara a eso. Apenas se dirigieron la palabra. Una vez en el salón aquella joven comenzó a desnudarse provocativamente delante de Antonio y una vez desnuda lo abrazó. Él muy nervioso le acarició la espalda. La joven buscó su boca pero él sólo deseaba una cosa y se lo pidió.
    
    -Por favor, siéntate en el sofá -su voz entrecortada delataba su nerviosismo.
    
    Aquella joven se sentó obedeciéndole y vio como aquel hombre se arrodillaba delante de ella. Aquel señor sujetó con delicadeza su pie y lo subió al sofá. Inmediatamente hizo lo mismo con el otro pie. Con aquella postura sentía que aquel viejo le estaba mirando con atención su coño y su ano. Cerró los ojos al notar como las manos de aquel señor le separaban las nalgas. Pensó que había dado con el típico cliente que deseaba realizarle sexo anal. En silencio rogó que aquel hombre fuera delicado al hacérselo. Antonio observó detenidamente el coño y ano de aquella joven. Tenía un sexo hermoso, delicado, rosado, apenas coronado por un triangulito de vellos rubios. Se fijó en su ano ...
    ... también hermoso y lo acarició con la yema de su dedo índice.
    
    La muchacha se estremeció al sentir la ternura de aquella caricia en lugar tan íntimo. Muchos hombres la habían realizado sexo anal pero ninguno la había tocado ahí de manera tan tierna. Sorprendida sintió que aquel viejo la estaba excitando. Antonio miraba fijamente aquel agujerito tan delicado y acercó su cara a él. Besó aquel ano delicadamente y se sintió tremendamente extraño. Separó su boca de él y lo volvió a observar. No entendía lo que le pasaba. Llevaba semanas deseando poder volver a vivir eso. Encima el ano de aquella muchacha era tremendamente hermoso, la muchacha mostraba su agrado por lo que le hacía, en cambio él no fue capaz de seguir.
    
    -Gracias por ser tan dulce -Antonio se levantó y buscó su cartera y sacó un billete de cien euros- toma, no he debido llamarte, lo siento…
    
    -He hecho algo mal? -le preguntó la joven confundida.
    
    -No, no te preocupes. Eres adorable. Soy yo que no puedo seguir con esto.
    
    La muchacha se vistió y antes de irse le dio un beso en la mejilla a Antonio.
    
    -Gracias por ser así de tierno
    
    Antonio la miró marchar y se maldijo por no poder olvidar a su Laura.
    
    En esos momentos al otro lado de la ciudad Laura estaba abrazada a su novio. Tenían la casa para ellos solos. Pedro la besaba y ella se sentía feliz de estar con él pero se sentía muy confundida. Desde que había conocido a Antonio su cuerpo no reaccionaba de la misma manera con Pedro. Era como si fueran dos ...
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