1. Sexo casual con un pequeño platónico


    Fecha: 10/06/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿A poco tú nunca lo engañaste o coqueteaste con alguien mientras estaban juntos? – pregunté en mi defensa, pues creía conocerla un poco y, si algo intuía, es que ella era coqueta… y yo hubiese dado mi mano izquierda porque ella coqueteara conmigo, casada o soltera.
    
    - ¿La neta? – preguntó con una sonrisa cómplice y asentí con la cabeza indicándole que quería que fuese honesta – Si, con muchos güeyes, pero jamás permití que ellos cruzaran mis límites.
    
    - En ese caso, yo creo que estabas en el mismo terreno que yo
    
    - Puede – admitió y de pronto sonó una canción familiar en el bar - ¡Oh, esa canción la íbamos a cantar una amiga y yo! – hizo ademán de retirarse con sus amigos y subir a cantar la canción, pero cuando se retiraba, la tomé por el brazo e intenté (reitero, intenté) robarle un beso. Al instante ella se hizo hacia atrás, impidiendo que lograra mi empresa y compuso una cara, confusa y de un rechazo palpable - ¡¿Qué te pasa?!
    
    - Lo siento – alcancé a balbucear como disculpa. Me observó con detenimiento y se fue, dejándome ahí, completamente avergonzado, turbado y recriminándome una y otra vez de mi pendeja osadía.
    
    Regresé un tanto triste con el equipo de la capacitación, pues aquello suponía un duro golpe. Siempre había albergado una leve esperanza, por raquítica que ésta fuera de que, en algún momento, alguna reunión de exalumnos o cumpleaños de alguien donde nos pudiésemos encontrar… ella borracha y yo con suerte… pero aquella reacción había supuesto una ...
    ... rotunda negativa y la contundente certeza de que eso jamás sucedería.
    
    Aunque ya llevaba unos tragos encima, lo normal era que hubiese ahogado mis penas en alcohol, pero había aprendido desde hace mucho que era mejor saborear ese dolor, aceptarlo y absorberlo, para que después desapareciera. En un arrebato de orgullo y en un intento de demostrar que no me había afectado dicha actitud suya, tras haberlo solicitado, interpreté “el rey” y “yo no sé mañana” (modestia aparte) de manera magistral ante el escenario, lo cual arrancó varios aplausos sinceros, pero me di el lujo de mirarla fijamente mientras lo hacía. Podría haber sido rechazado, pero con aquello había mantenido un poco (una minúscula pizca) de mi orgullo intacto.
    
    Ya en el hotel y con la habitación amenazando con dar vueltas, trataba de no pensar en ella. Pero en mi celular se encontraba abierto su perfil de Instagram, el cual admiraba, como siempre lo había hecho. En mi defensa, es que era endiabladamente hermosa y no podía dejar de verla. Cada vez que cerraba mis ojos, acudía a mi mente su imagen.
    
    De pronto, tocaron a mi habitación y supuse que se trataba de algún compañero que venía a revisar alguna cosa de las actividades que nos restaban realizar al día siguiente, pero mi corazón dio un vuelco al verla ante mi puerta con un semblante que denotaba… ¿Vergüenza? ¿Ruego? ¿Picardía? Lo cierto es que enmudecí y nuevamente una mujer logró incapacitar mis acciones.
    
    - ¿Puedo pasar? – me preguntó y logré atisbar, ...
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