1. El despertar de mis escondidas intenciones (parte 1)


    Fecha: 06/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos

    ... levantando su cintura para deshacerme de su pijama, primero con su pantalón para después, con la calma que antecede a una tormenta, terminar con la parte superior y dejarla únicamente en interiores.
    
    Allí estaba, bella, esbelta; con una piel tersa que invitaba más a la contemplación que al tacto, formas perfectas que no rayaban en lo exagerado pero que evidenciaban las horas de gimnasio; esa cara, sus labios…
    
    Probé esos labios casi con veneración, lentamente, disfrutando el tacto; su sabor, ese sabor que no lograba descifrar, entre rosas y lo sublime; seguí deleitándome mientras el sujetador desapareció dejando sentir un par de senos perfectos, ideales en tamaño para mis manos, que no paraban de estrujar más que tocar, deteniéndose en ese par de pezones que coronaban gloriosos esas moles de carne que mantenían mi lívido al cien.
    
    Dejando mi hasta ahora única tarea con su boca, tome una de aquellas glándulas mamarias y bese, casi engullí, uno de aquellos pezones; chupaba, mordía, no sé si por reflejo a recuerdos de lactancia pero con seguridad más por esa ...
    ... calentura que hacia hervir mi sangre, mi cuerpo, mi todo…
    
    Eché a un lado mi ropa para continuar con sus senos, que son una fijación no solo en ella sino en cualquier mujer que presuma de un muy buen par de ellas y así, en esa posición, coloque mi miembro, que en ese momento desconocí por su tamaño, entre esas montañas de carne…
    
    Sentir como me aprisionaban era un placer casi orgásmico, el paroxismo cuando comencé a moverme entre ellas, observando su cambio de color por la presión pero sin remordimiento alguno, solo placer como sentimiento.
    
    Después de un rato disfrutando de mí cuñada supe que no podía aguantar más y, sin contemplación, coloque mi miembro en su boca para correrme en ella.
    
    Era enorme la cantidad que vacié en ella, ya que no paraba de eyacular mientras sujetaba su barbilla con una mano y su cabello con la otra, tosió y terminó por devolver su estómago en acción refleja a lo brusco de mis movimientos.
    
    En ese momento y con mi conciencia en su lugar esperé por la respuesta a mi acción, intrigado más que temeroso por las consecuencias a mis actos… 
«123»