1. El despertar de mis escondidas intenciones (parte 1)


    Fecha: 06/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos

    ... ella.
    
    Terminamos por recoger lo que aún no había hecho cuando escuchamos que llamaban a la puerta, el servicio que habíamos contratado hizo acto de presencia y, tratando que mi cuñada no se enterara, les indique el lugar donde podían colocarlo sin ser visto.
    
    Al cabo de un rato y, mientras discutíamos acerca del tema, salió mi cuñada de la habitación enfundada en una pijama, nos dijo que después de tomar una ducha se sentía un poco mejor y que agradecía lo que hacíamos por ella (haciendo referencia al servicio del que pensamos no había reparado).
    
    Después de esto y con el ánimo reestablecido nos dispusimos a tomar la cena aprovechando lo que estaba servido; corrieron bocadillos a la par de las bebidas y el ambiente paso de ser agradable a prácticamente festivo, amenice con un poco de música y, lo iniciado como ánimo para mi cuñada, se convirtió en una no-celebración muy amena a la par de divertida.
    
    Como es muy normal al calor de las copas, se inició la confidencia entre hermanas para lo cual estaba visto que ya no encajaba; así que me excuse alegando cansancio y tome rumbo hacia mi recamara donde, sin mucho ánimo, comencé con la rutina de cambiar canales sin verlos hasta que el sueño llego a mi ayuda.
    
    Después de un tiempo que no pude precisar me despertó un fuerte golpe proveniente de la sala donde se encontraban las féminas, me levante rápidamente dirigiéndome hacia ellas, evitando los muebles por la falta de equilibrio debida a la acción refleja, y llegué ...
    ... hasta allí solo para ver a mi esposa tratando de levantarse después de haber caído.
    
    Me pidió ayuda para llegar al sanitario donde devolvió parte de lo ingerido, con lo poco que quedaba de conciencia me pidió auxiliará a su hermana que se encontraba en condiciones similares a la suya, claro está, después de llevarla a ella primero a nuestra recámara.
    
    Una vez de vuelta en la sala trate de todas las formas de hacer reaccionar a mi cuñada, pero al parecer se encontraba en peores condiciones de lo que creyó mi esposa y opté por traer una frazada con la cual taparla y dejarla descansar en el sofá; recordé lo solicitado por mi esposa y, evitando una discusión posterior, cargué con mi cuñada hasta la recamara de huéspedes.
    
    Como pretexto puedo alegar muchos, siempre son socorridos para justificar una falta; el caso es que en el trayecto pude sentir las formas de una mujer que no era la mía y, dadas las circunstancias del momento, no tenía reparo en seguir constatando por sobre su pijama; lo único que separaba su piel de mi tacto.
    
    La deposite suavemente sobre la cama y trate nuevamente de hacerla reaccionar, pero como la vez anterior e infringiendo una ley física, a mi acción no había ninguna reacción de su parte.
    
    Mentalmente realice el ejercicio de buscar una mejor oportunidad que se presentara a mis hasta ahora escondidas intenciones, no la había; y no la habría después, así que tome la decisión.
    
    Sin remordimientos, sin memoria; solo el momento…
    
    Tomé a mi cuñada ...