1. El despertar de mis escondidas intenciones (parte 1)


    Fecha: 06/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos

    Se dice que lo prohibido es lo que nos permite acciones que en condiciones normales no se hacen… no lo pensaba vamos, ni lo sabía… hasta ese momento.
    
    Fue el inicio del fin (de semana, claro está) cuándo se dio lo que ahora puedo pensar en un toque de buena fortuna.
    
    Las buenas costumbres indicaban que las visitas fueran recibidas con la casa limpia (bombo y platillo como lo mencionaba la abuela) sin importar nada más, la apariencia pesa más que la voluntad; al menos en este caso.
    
    ¡Y claro que pesaba!, ya que un festejo de aniversario (diez primaveras según sabía) no se presenta cualquier día.
    
    El itinerario era recibirlos en el aeropuerto para de allí encaminarlos hasta nuestra casa para dar inicio al festejo y, como el ser nuevo radicando en esta ciudad no permite el contar con personas que puedan ser ya no amigos, sino conocidos al menos; indicaba que estaríamos solamente ambas parejas.
    
    Por motivos de tiempo en el término de los deberes tuve a bien quedarme en casa a terminarlos, por lo que mi esposa tomo la holgada tarea de recibirlos.
    
    El tiempo pasaba y no hacían su aparición, el móvil enviaba a buzón mis mensajes y, conociendo la inseguridad que reina en esta ciudad, mi preocupación crecía en igual proporción que lo hacia el tiempo.
    
    Al cabo de un rato que a mí me pareció eterno llegaron pero, ¡sorpresa!; solo mi esposa acompañaba a mi cuñada, quien era un mar de lágrimas y no dejaba de apoyarse en el hombro de su hermana; por mi cabeza desfilaron un ...
    ... sinfín de posibilidades para tal escena, pero la prudencia indicaba que lo mejor era esperar a que me contaran lo que sucedía. Mi esposa, a su vez, me hizo un gesto indicándome que no dijera algo y que era mejor ayudar cargando el equipaje que, desordenado, venía en la parte trasera del auto.
    
    Entré a casa solo para comprobar que ambas se habían retirado a nuestra habitación y que, por lo visto, el festejo esperaría para una ocasión más propicia.
    
    Estaba por terminar que recoger todo y retirarme a la recamara de huéspedes cuando el par por fin salió de su encierro, no dije algo esperando que fueran ellas quienes rompieran el silencio que, a saber, hacían muy incómodo el ambiente.
    
    Con un dejo de detalles me pusieron al tanto de la situación:
    
    Mi cuñada, tratando de darle una sorpresa a su esposo por su aniversario de bodas, encontró a este festejando… ¡con su secretaria!, ¡menudo lío que me imagino le armó!; por lo que ella decidió llegar sola para estar con su hermana.
    
    Le hice hincapié que nuestra casa era suya por el tiempo que considerara permanecer en ella y que no se preocupara por otra cosa que no fuera el arreglar su situación.
    
    Efusivamente me abrazó y me dio las gracias por la comprensión prestada, dejando presente que no tenía con que pagar por la ayuda recibida tanto por su hermana así como la mía.
    
    Le dije que la recamara estaba lista por si quería asearse y descansar y que su equipaje se encontraba dentro, agradeció el detalle y se encaminó hacia ...
«123»