1. Mi vecino me violó


    Fecha: 18/05/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Eleonora, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, mi nombre es Eleonora y soy la menor de 4 hermanas mujeres y un varón.
    
    Soy argentina y mi lugar de residencia es en Buenos Aires, tengo 25 años, estoy casada y me considero una persona bastante atractiva. Mido 1,67, rubia, ojos grises y mis medidas actuales son de 85-62-95. Si bien mis tetas no son enormes, tienen un agradable tamaño y están bien firmes y lo que más elogian los hombres es mi cola, bien redonda, durita y bien parada.
    
    Debuté sexualmente a los 18 años y logré mantener mi cola virgen hasta el momento que les voy a contar, a pesar de los insistentes pedidos de los hombres con los que estuve e incluso de mi actual marido.
    
    Hace menos de un año con, por ese entonces novio y ahora actual marido, decidimos irnos a vivir juntos a una quinta que él tenía en el partido de Pilar.
    
    Ahí habitamos en una cómoda casa con piscina y un amplio parque donde aprovechamos para disfrutar de nuestros cuerpos al aire libre.
    
    Una tarde de verano estábamos disfrutando de la piscina, mi marido dentro de ella y yo al borde tomado sol boca abajo con una diminuta bikini, cuando de pronto se acerca un nuevo vecino a presentarse. Intercambiamos amablemente algunas palabras y solo me sentí algo incómoda porque noté que me observada demasiado, pero pensé que eran solos ideas mías y no le presté demasiada atención.
    
    Las visitas se fueron haciendo cada vez más recurrentes e incluso llegaron a formar una amistad con mi marido, pero yo no podía dejar de sentir que cada vez me ...
    ... observaba más. Incluso una vez estábamos teniendo sexo en el parque y vi que nos observaba de lejos; en ese momento me pareció excitante la situación y hasta divertida y al pasar los días me gustaba jugar a provocarlo haciendo de cuenta que no sabía que nos miraba.
    
    Esta especie de juego me llevó a intensificarlo cada vez más. Cuando sabía que nos espiaba me agachaba intencionalmente para que vea mi cola a pleno, o tomaba sol sin la parte de arriba de la malla o le pedía a mi pareja tener sexo por nombrar algunos ejemplos e imaginaba que al llegar a su casa se masturbaba con las imágenes que le ofrecía.
    
    Cada día que pasaba la situación me parecía más excitante y más sabiendo que mi marido no sabía de mis juegos. Hasta que un día todo cambió.
    
    Un sábado mientras estábamos desayunando suena el celular de mi marido y una voz del otro lado le informa que su madre que vive en Mar del Plata se ha descompensado. Me dice que va a ir a verla, pero que no me preocupe que al otro día volvería; me ofrezco a acompañarlo, pero me pide que me quede para mantener el orden en la casa y que no valía la pena por el poco tiempo que iba a estar ausente.
    
    Le armé un pequeño bolso y rápidamente emprendió su viaje; levanté las cosas del desayuno y salí al jardín a tomar sol. Estaba con una diminuta bikini color turquesa que me quedaba muy bien con el bronceado de mi cuerpo, puse una lona sobre el pasto y me recosté boca abajo.
    
    A los pocos minutos siento moverse el cerco y sé que es nuestro ...
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