1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 27)


    Fecha: 03/05/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... te la entregué en perfectas condiciones, y me la devuelves estropeada, —exclamó Ushlas frunciendo el ceño con los brazos en jarra.
    
    —Pues no te quejes, que he estado a punto de estrangular un par de veces a está cabezona de los cojones, —respondió riendo.
    
    Matilda y Ushlas se abrazaron mientras la Princesa la sujetaba la muleta. Como dos imanes, sus bocas se encontraron con pasión desenfrenada.
    
    —¿Os va a dar tiempo a llegar a vuestro camarote? —preguntó la Princesa.
    
    —Va a ser que no, —respondió Ushlas, sujetando la cara de Matilda con las manos mientras la mordisqueaba los labios—. Tengo una reunión con los jefes de servicio, —y a continuación le dijo a Matilda—. Tú, lo primero, a que te vean nuestros doctores, quiero saber su opinión. Segundo, pásate por maquinas. Camaxtli está como loca desde que se ha enterado que regresabas. Y tercero, a meditar hasta que yo este libre. La reverenda madre ha enviado a tus doncellas para que te ayuden. Por cierto, las tengo con escolta para evitar que tu hermano haga de las suyas.
    
    —Hace años, cuando estaba de novicia en Konark, Neerlhix causaba estragos cuando venia de visita, —explico Matilda riendo—. La reverenda madre encerraba a las novicias en las antiguas mazmorras del monasterio, pero en ocasiones, alguna se la escapaba.
    
    —¿Te quedas con nosotras? —preguntó Ushlas a la Princesa.
    
    —No, no, tengo que regresar a Mandoria. Hay una montaña de papeles que tengo que firmar. El canciller Uhsak me está esperando con los ...
    ... brazos abiertos.
    
    Finalizado el día, Ushlas regreso a su camarote y encontró a Matilda desnuda, meditando junto a sus doncellas. Estas la vieron, e inmediatamente se vistieron, abrazaron a Matilda y haciendo una reverencia a Ushlas salieron del camarote donde las esperaban sus escoltas.
    
    La cogió de la mano y se sentó en el sillón frente al ventanal, poniendo a Matilda sobre sus piernas.
    
    —¡Joder! Que ganas tenía de tenerte entre mis brazos, mi amor, —dijo mientras con sus manos, recorría detenidamente el cuerpo de Matilda—. Y estas recién depilada.
    
    —Si, me han ayudado las chicas.
    
    —Eso está bien, temía que regresaras con más pelos que Daq, —y mirándola con preocupación, añadió—. Mati, estás más delgada…
    
    —Estos dos últimos meses han sido infernales…
    
    —Lo sé, siempre que tenía tiempo leía los informes de operaciones para saber por donde estabas, y que hacías.
    
    —Aburrirme sin ti. No tenerte a mi lado ha sido lo peor. Meterme en el camastro, yo sola, sin tocarte, sin olerte, sin besarte, —y enseñándole el dedo medio, añadió sonriendo—. Menos mal que tenía a este.
    
    —Pues durante un tiempo lo vamos a poner a descansar, —y agitando la cola añadió—. Está ya está en forma.
    
    —Genial mi amor…
    
    —Pero primero quiero estar horas besándote, quiero recordar el sabor de tus labios, —las dos mujeres comenzaron a besarse como si nunca lo hubieran hecho. Presas del deseo, se levantaron y se tumbaron sobre la cama. Los gemidos, los jadeos, los orgasmos se sucedían mientras ...