1. Prohibido culear a las alumnas


    Fecha: 20/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... resistirse muy bien. Apenas la alzamos unos centímetros y volvió a aterrizar de cola. Su cara estaba a la altura de mi entrepierna, por lo que se quedó viéndome, aunque no fue en ese instante que lo supe, sino que lo deduje luego. - ¡Arriba, Jess, arriba! – exclamé. La volví a tomar para guiarla arriba, pero me rapó el brazo y lo que hizo de inmediato desato el fuego. Me puso la palma de la mano sobre el paquete y lo tanteo. Sin mediar un parpadeo metió la otra mano bajo mi camisa y la puso en la hebilla de mi cinturón. - ¡MARICA SE ENLOQUECIÓ! – gritó María José y la retiró de mí de un neurótico halonazo. Sacudió la mano y cargó la vergüenza que no sentía Jessica. Yo, ya estaba en actitud de perro salvaje, sin retroceso posible. No quería decir una palabra más. En el fondo sabía que La actitud de María José no era de recato sino de compañerismo, con su amiga borracha. Simple sentido común. - ¡Geraldine!!! – chillaba Jessica. Volvimos a sujetar a Jessica para levantarla. - Voy a llamar a Geral… - no terminó de decirlo porque la besé. Le chupé los labios con una pasión que me traía alborotado desde hacía meses. Ella, respondió por unos segundos, si hasta soltó a Jessica. - ¡Hijueputa! – resongó Jess cuando cayó. - Ay, aquí no Juanma – se dirigió entonces a Jessica – Perdón mamasita, perdón… - hay para las dos ¿o qué? – desenrolló Jessica, con lengua de esponja asoleada. - ay, qué boleta esta vieja, mano – espetó María José – llevémosla… ¡a donde Geraldine, a donde Geraldine! ...
    ... Se arrebató a sacar su celular y a llamarla. - la casa de Geral está sola… - acotó Jessica, al fin hablando claro. Bonito vecindario. La imaginación vuela al ponerse en los zapatos de un adolescente, cuando has olvidado como es ser uno. Cuando ves su casa imaginas toda su vida y al entrar generas un delgado lazo. Sobre todo si entras con una erección. Las sombras rectangulares caían en perspectiva sobre los muros enchapados y con jardines verticales. Debajo de la escalera había una bicicleta y en el parqueadero, las marcas inequívocas de neumáticos. Los padres de Geraldine estaban de retiro espiritual. “Alabado sea…” pensé yo. Arriba, un pasillo con cuadros de caballos hechos con hilo en lienzo negro. Una cocina integral y un comedor bajo teja plástica que contrastaba drásticamente con el resto de la casa, que era corte muy citadino. Es por este recuerdo que he tenido que clasificar a las chicas del Monstari como únicas en su especie, desinhibidas y locas pero con clase y sin remilgos. - si va a vomitar, por el amor de Dios, en el valde, Jessica – rogó Geraldine. Estaba vestida con un pantalón ceñido de lycra blanca y un torero negro sobre un top blanco. “Qué elegancia la de Francia” solía decir María José. A mí, me había tenido suspirando toda la noche. Pusimos a Jessica a dormir en la cama de Geraldine. Una vez la terminamos de acostar, quedó gimoteando, como negándose a dormir. Geraldine acababa de salir a marcar su teléfono. Yo, tenía un asunto pendiente atravesado en los ...
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