1. Memorias, entre el pasado y el presente (2)


    Fecha: 10/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues

    Al día siguiente Tom bajó al sótano. Ahora estaba bastante más limpio que cuando bajaron allí la primera vez. Habían estado quitando las sábanas polvorientas y añejas que cubrían los muebles que allí estaban, barrieron el suelo repleto de polvo y limpiaron los cachivaches antiguos que se amontonaban por las estanterías. Muchos de estos enseres los recuperaron para usarlos en la casa como adornos pues a su madre le encantó su aspecto antiguo y vetusto. Tom se hallaba dormitando en una mecedora, mientras se mecía apaciblemente en ella y echaba la siesta, huyendo del calor del medio día, pues resultó que era una de las habitaciones más “fresquitas” de la casa, ya que estaba bajo el suelo. De modo que cuando se despertó, siguió meciéndose en ella mientras adormecido, reparó en el misterioso baúl que seguía guardando sus secretos. Así que hizo un esfuerzo por desperezarse de su apacible descanso y se incorporó acercándose al él una vez más para intentar abrirlo sin éxito. Y maldijo frustrado por no poder averiguar su contenido. Era todo un fastidio, pensó en usar una palanca pero eso rompería la madera y le pareció demasiado bonito para hacer esa salvajada y su madre tampoco se lo permitiría si se llegaba a enterar. De modo que se dedicó a buscar por las estanterías a ver si localizaba la llave milagrosa que abriera su misterio. Como si de una aventura se tratase escudriñó cada centímetro cuadrado, abrió y ojeó cada botella o jarrón, los zarandeó, los puso boca abajo, pero tras ...
    ... una intensa búsqueda, la escurridiza llave tampoco apareció por ningún sitio. Finalmente se rindió, desplomándose sobre la mecedora comenzó a balancearse parsimoniosamente de nuevo en ella. Ensimismado, ahora miraba la pared de ladrillos de en frente, con sus hileras regulares de ladrillo rojo compacto, que con el movimiento de la mecedora creaban un efecto hipnótico en quien los contemplaba. En la regularidad de la pared, detectó una leve anomalía, nada de particular, pero aburrido y asqueado como estaba, decidió acercarse para observarla mejor. Solo entonces se percató de que el ladrillo que no seguía la perfecta regularidad del resto, estaba un poco salido y torcido respecto a los demás. Tras una observación detenida lo empujó y ¡oh dios mio! El ladrillo se movió hacia dentro de la pared, ¡estaba suelto! De repente tuvo una intuición, ¿y si la llave se escondía tras él? ¿Y si el ladrillo era el escondite secreto de la llave? Como los felpudos o las plantas junto a un portal, ¡sí aquello tenía una lógica aplastante! Tiró de él con fuerza pero el ladrillo no llegó a salir, se quedó tal como lo encontró, ligeramente girado con respecto a la pared y sacado hacia afuera. Trató de sacarlo por todos los medios, empujándolo y tirando de él, pero éste a penas se movía y no parecía que fuese a salir con facilidad. Tras vanos intentos de extraerlo, desesperado se separó de la pared y miró a su alrededor buscando algo con lo que hacer palanca. Finalmente reparó en la gran hebilla de su ...
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