1. Por andar de caliente


    Fecha: 09/04/2019, Categorías: Primera Vez Hardcore, Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... con la verga bien parada y babeándole de las purititas ganas que le traía a su ahijada, pues todo aquello que escribía con tanto ahínco en esos cuadernillos, y que escondía de su señora, eran puras fantasías. Situaciones que se imaginaba para hacerse una chaqueta de vez en cuando. Pero esa vez:«Ni modos, mi fierro exige agujero», se dijo a sí mismo, a la vez que veía a su señora quien aún dormía. El Don tuvo que admitir, para sus adentros, que era mejor opción desquitarse con su mujer que hacerse una manuela.Y así, sin decir“ahí te va”, se la metió a Doña Celia nomás para calmar sus ansias. La Señora despertó de sopetón.—¡¿Qué chingaos...!? —exclamó la madura hembra, al sentirla entrar.La Doña creía que su cónyuge le hacía eso con intención de brindarle placer, motivado por el amor y la pasión que ella aún le inspiraba, sin saber que aquel deseo que le ponía la verga bien erecta a su marido había sido motivado más bien por su ahijada.«Puta madre, pinche Celia, está toda pinche guanga», se decía Reynaldo, mientras la sujetaba de la cintura para tomar agarre.Como ya sentía que su mujer no apretaba, se le fue bajando la erección. Entonces Reynaldo tomó una decisión:—Te la voy a meter por el chiquito —le dijo.—No, pérate. Es muy temprano para eso —le respondió la otra, sin embargo, eso no lo detuvo.«Te la voy a meter por aquí porque ya sólo de aquí aprietas cabrona», pensó Reynaldo, mientras ya le acomodaba la punta de su falo en el asterisco café.«Pinche Reynaldo, a pesar de ...
    ... los años, aún me desea», pensaba la ingenua Señora, ignorante de que ese pasional despertar se lo debía a los rechazos de su ahijada.El matrimonio tenía dos hijos propios: elVíctor y el pendejo delUriel. Víctor era aún pequeño; tenía seis años y Deyanira lo cuidaba como a su propio hermanito. Pero el pinche cabrón de Uriel era otro p**o, dos años mayor que Deyanira ya se sentía todo un hombre nada más porque albergaba hormigueos bajo los calzones, por lo que es fácil entender lo que le provocaba la presencia de la chamaca en su casa. Al igual que su padre, a Uriel le daban ganas de chingársela.De hecho, Uriel había sido quien iniciara eso de llamarla“la calienta vergas”, nomás de puro pinche resentido luego de que ella lo rechazó.—Anda, déjate. Total, na’más te meto la puntita, nomás pa’ ver qué se siente —le había dicho alguna vez el caliente muchacho.—Ya te calmas, okey. O le digo a mi madrina —le advirtió Deyanira, quien no se sentía nada atraída a él.Y es que Uriel era feo con“P” mayúscula (con “P “ dePutoPinche horrible) al igual que su padre, pues de él lo heredaba. Y no sólo de aspecto, sino también de urbanidad. Uriel creía que eructar el nombre de una chica en su cara era la mejor manera de conquistarla, y así lo hacía, pese a que siempre le fallaba.Al paso que iba el cabrón chamaco no hubiese sido sorpresa que violara a Deyanira ahí mismo, en casa de sus padres, y sin ningún remordimiento. Sin embargo, su papá se le adelantó:«Hoy si me la chingo», se dijo un día en el ...
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