1. Por andar de caliente


    Fecha: 09/04/2019, Categorías: Primera Vez Hardcore, Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    Ni se lo esperaba:Y todo había comenzado por una calentura:“Me meti a su cuarto y ay la vi, estaba acostada en su cama, bocabajo. Taba casi encueradita, yo creo porque asia calor. Solo traía un calzón cachetero, de esos que son casi puro hilo, y el chichero rosado que a mi tanto me gusta. Por un rato estube ay contemplándola sobándome el mienbro. Asta que ya no me aguante y le puse la mano sobre la prieta nalga y senti su piel. Estaba toda bien suabecita. Nada que ver con la de mi vieja, Celia cerá más blanca pero está toda fofa, si la verdad ya esta bien cacheteaba mi mujer, ni modo que acer. Deyanira encambio no, esta bien suabecita, bien tiernita de su carne esta la condenada. La acaricie toda y ella que se despierta. Pense que gritaría, pero no. Que me sonríe. Que se ace a un lado el hilo de su calzón en clara invitación a que le encajara el cabezón. ¡Puta, yo no me pude contener! ¡Que me la ensarto! Con tal puntería que se la dejé ir de una sola metida y a puro pelo. Puta madre esta bien apretadita, claro como esta bien chamaca, no como mi vieja, ella ya ni aprieta...”Una mano escribía esas palabras en la hoja de una libreta. El hombre que garrapateaba aquello con total excitación ya pisaba los cincuenta años y, sin embargo, se veía que aquella chica mucho menor le incendiaba el alma.Ella eraDeyanira, quien desde hacía cinco años vivía con él y su esposa, pues ellos:Don Reynaldo yDoña Celia, eran sus padrinos. Al morir su madre; y sin un padre que se hubiese hecho cargo ...
    ... de ella; quedó bajo su cuidado.Ahora iba a la secundaria en donde algunos maliciosos la tildaban de“la calienta vergas”, ya que; además de que le hubiesen puesto nombre de puta; despertaba los más cachondos pensamientos de sus púberes compañeros, y los de alguno que otro maestro morbosón. Aunque al que traía más perturbado y más-turbado que nadie era, sin duda, a su propio padrino, Don Reynaldo.—Ándale, la Celia todavía no se despierta. Nos da tiempo —decía el viejo calentón, en el cuarto de la chamaca.—Sáquese, que no ve que usted es mi padrino. Yo no haría eso con uste’. Además, no me debería andar pidiendo esas cosas. Nomás que mi madrina se dé cuenta nos mete una chinga a los dos —respondía Deyanira.Y a ésta no le faltaba razón. Más joven, pero también más sensata que su padrino, sabía lo que podría pasar.—Ándale, compláceme, y yo te prometo que... —insistía el hombre, no obstante.—Ya le dije que no. Nunca haría eso con uste’. Es más, yo nunca lo he hecho.—Ah, no seas. ‘Ora me vas a salir con que aún eres señorita. Niguas, que no te creo.El veterano creyó que la muchacha había dicho eso nada más para dárselas de inocente.—Pues ni me importa que me crea. Váyase antes que mi madrina se levante.Y en eso:—¡Pa...! ¡Papá! —desde afuera se oyó la voz de uno de sus hijos.—Hijos de su pinche madre, justo hoy se levantan temprano —pronunció Reynaldo.Fue así que tuvo que abandonar aquel cuarto, aunque con mucho cuidado, no fuera que lo vieran salir de allí.Reynaldo regresó a la cama ...
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