1. Verdaderas amigas - Cap. 1.- El almuerzo matutino.


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Primera Vez Sexo en Grupo Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... segundo en comprender. Norma me señalaba a tres chicos que estaban a tan sólo unos pasos de nosotras, y a quienes miré disimuladamente sobre mi hombro.—¿Cómo ves...? ¿Nos los almorzamos? —me propuso.—¡¿Qué?! ¡No! ¿Cómo... cómo crees? —dije genuinamente sorprendida ante tal propuesta.No podía creer que aquello cruzara por su mente. Ella era una mujer casada. Una con un matrimonio ideal, que por supuesto no debería poner en riesgo. Además esos muchachos eran unos chiquillos comparados con... bueno, nosotras aún éramos jóvenes, pero...—Mira, ¿cuántas veces has vivido algo así? Te apuesto a que nunca te has atrevido a hacerlo con un chico diez años menor que tú. Y no me digas que no te pica la curiosidad la simple idea de hacerlo. Podrías ser tú la que lleve la dirección en una situación así, ¿no lo ves?, la que gobierne de antemano. Vente, vamos.Y se dispuso a abordarles. Yo me quedé ahí parada pensando en lo que debía hacer: ¿irme, o...? Pero dejarla ahí, sin más, sería hacerle una grosería a la esposa de mi patrón.—Hola, mi amiga y yo nos preguntábamos si alguno de ustedes estaría interesado en mostrarnos el funcionamiento de uno de estos aparatos —les dijo, a la vez que tomaba una de las cajas que los jóvenes habían estado curioseando.Contenían unos cilindros transparentes con una perilla de succión, muy parecida a las de los galvanómetros usados para medir la presión arterial. Más tarde Norma me explicó que tales aparatos eran bombas de vacío, usadas para promover la ...
    ... erección masculina.Los tres chicos se quedaron boquiabiertos ante las palabras de Norma.—Disculpe, pero nosotros no trabajamos aquí —contestó el más correcto (o el más lerdo) de los tres.—Claro que no. Sé que ustedes únicamente están viendo la mercancía, al igual que nosotras. Es sólo que pienso regalarle una bomba de vacío a mi marido, pero antes quisiera ver cómo funciona. Miren, qué les parece si vienen a mi departamento y les invito unas copas, a cambio de que me permitan usar una de estas bombas en ustedes. ¿Eh? ¿Qué les parece? —dijo al fin, e inmediatamente se dirigió a caja, dispuesta a pagar por el producto.Mientras los tres chicos recogían sus mochilas de paquetería (en efecto, eran estudiantes), Norma se me acercó.—¿Cómo puedes hacer algo así? ¿...cómo pones en riesgo tu matrimonio sólo por una aventura? —proferí, nada más se me aproximó.—Mira, es obvio que Ricardo no me satisface en todo. Es cierto que me brinda muchas comodidades, pero, la verdad, si me conformara con lo que él me da en la cama, estaría insatisfecha indefinidamente. Sería infeliz. Con mi esposo tengo todo, menos buen sexo, y es justo que aproveche sus ausencias para darme un gusto y así desahogarme. ¿Qué, las mujeres no tenemos derecho de satisfacernos?Yo no opinaba lo mismo en aquel momento. Después de todo, la educación que me habían inculcado mis padres pesaba. El matrimonio es sagrado.—Lo que estás por hacerle a tu marido es una canallada —le dije.—Yo no dudo que él haría lo mismo si le llegara la ...