1. Ayudando a Mamá (05).


    Fecha: 14/08/2017, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... gusta? – pregunté amenazante.
    
    - Si, siiii. Me gusta mucho. Seguí, seguí… - no puedo asegurar si lo dijo con verdadero gusto o sólo me decía lo que yo quería escuchar.
    
    Le di más y más rápido, haciendo que su colita se sacudiera con cada golpe de mi cuerpo. Me excité tanto que tuve que aminorar la marcha o le llenaría el culo de leche antes de tiempo.
    
    - Te tengo una sorpresita que te va a encantar – le dije.
    
    Caminé hasta el ropero y de allí saqué un enorme dildo de plástico negro. No era muy largo, pero si ancho, casi tanto como mi puño. Lo había cubierto con aceite para lubricarlo.
    
    - Esto te lo vas a comer todo por la conchita – lo acerqué a sus ojos para que pudiera verlo bien.
    
    - ¡No, no! ¡Es muy grande, me vas a partir al medio!
    
    Esas palabras no significaron nada para mí. Me paré detrás de ella y dilaté más su vagina con ayuda de cuatro dedos mientras ella continuaba rogando que no le metiera nada. Apunté y entré de a poco. La punta era un poco más angosta que el resto, lo que facilitaba la penetración, pero lentamente su vagina se lo fue tragando todo hasta que sólo pude ver ...
    ... un círculo negro que mantenía sus labios bien dilatados. Ella gemía y decía que no todo el tiempo, pero poco caso le hice. Volví a clavarla en su culito y cada vez que chocaba contra sus muslos, el dildo se movía en su interior.
    
    - ¡Noooo paraaaaaa! – me gritaba desesperada.
    
    - ¡Callate puta! – yo ya estaba por acabar, pero pretendía que ella me la chupara después, así que no me importó.
    
    - ¿Pero qué es esto? – dijo una voz femenina a mi espalda.
    
    Me quedé congelado por un segundo, mi pene escupió todo el semen que llevaba dentro, como si se tratara de una incontinencia producida por el terror. Giré la cabeza y vi a dos personas de pie, fuera del cuarto. Saqué la verga del culo de mi madre e inconscientemente la apunté a los recién llegados. Mi tía Elvira tenía los ojos abiertos como platos y no paraba de mirar mi miembro que aún chorreaba semen y el abierto culo de mi mamá.
    
    Cuando Graciela giró su cabeza para ver qué pasaba fijó su mirada en la persona que acompañaba a mi tía. Se trataba de un hombre al cual conocíamos muy bien.
    
    - Arturo – dijo mi madre en voz baja. Estábamos jodidos. 
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