1. 53.2 A la luz de la luna


    Fecha: 24/01/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Estuve a punto de soltar un grito cuando el arco de la ducha se puso a funcionar y el agua helada cayó sobre mi cabeza. Jugamos en el agua procurando no hacer ruido, el más ligero movimiento del agua parecía un cañonazo en el silencio de la noche.
    
    Después de probar el frío del agua de la ducha, el de la piscina nos parecía caliente. Permanecimos un rato nadando hasta que Gonzalo se cansó, en nadar no podía conmigo y le ganaba en soltura y velocidad.
    
    Abracé su cuerpo para calentarme envueltos ya en las sábanas y mirando el estrellado cielo, iluminado por la luna menguante que nos alumbraba la habitación.
    
    -Tenías razón pequeño, el espectáculo es precioso de verdad. -besó mi espalda y podía sentir su aliento en mi cuello mientras el sueño me vencía.
    
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    Nos despertó la potente luz del sol entrando por el ventanal del lado Este, los dos permanecimos quietos y en silencio unos segundos hasta que sin saber el motivo comenzamos a reírnos.
    
    -Lo de anoche fue genial, tenemos que repetirlo. -Gonzalo hablaba pero no dejaba de reír ante el recuerdo de nuestra follada y carreras por el jardín desnudos a la luz de la luna.
    
    Me besó para darme los buenos días y fuimos a prepararnos al baño, tuvimos cuidado al bajar desnudos a la habitación para coger nuestras ropas, no teníamos de que preocuparnos, nos llegaba el ruido de la actividad de la plana inferior donde mi madre preparaba el desayuno.
    
    -¿A qué hora marcharéis? -la ...
    ... temperatura había bajado considerablemente durante la noche y la mesa estaba preparada en el comedor, me asomé al mirador y la terraza estaba limpia y despejada, sin indicios de lo sucedido en nuestra noche de amor.
    
    -Cuando estemos preparados mamá, tenemos muchas cosas que hacer. –miré a Gonzalo para que tomara la iniciativa y hablara, no tenía una idea exacta de cuáles eran sus planes.
    
    -Dormiremos en la ciudad y el jueves a la mañana llegarán a recogernos, Daniel tiene que ir a Bristol por su trabajo y es cierto que no nos queda mucho tiempo. –al fin pude enterarme de sus planes que llevaba tan en secreto y me los dejaba descubrir según iban pasando.
    
    Estaban tristes aunque no lo aparentaran, lo percibía en el ambiente de la casa, no sonaba la música de siempre y todo se hacía en silencio. Nos despedimos de ellos y emprendimos el camino hacia la costa.
    
    En diez minutos cogíamos la autopista que en una hora nos dejaría en la ciudad.
    
    -¿Dónde dormiremos esta noche? -le miré para ver como se llevaba la mano a la barba para acariciarla.
    
    -He quedado con los chicos para cenar en casa de María, y dormir lo podemos hacer allí mismo, o en tu casa, o en un hotel, no vamos a mover la compleja vida de la casa de mis abuelos para una noche.
    
    Resultaba otra sorpresa el hecho de que hubiera elegido precisamente la casa de María para cenar, nos iba a recordar a Ál, pero igual era mejor así, a pesar de saber la comprensión y el cariño de todas esas personas, sentía un miedo profundo a ...
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