1. Desafío de galaxias (capitulo 53)


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Intercambios Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... encontrado, moriríais? —la bulban la miró sin comprender—. A la velocidad que ibais tardaríais años en atravesar el Páramo y ahí no hay nada.
    
    —No lo sabía… gracias.
    
    —¿Por qué os habéis asustado tanto cuándo me habéis visto?
    
    —Nos han dicho que eres una… asesina despiadada, un monstruo.
    
    —¿Y tú que opinas? —la bulban la miró con ojos escrutadores.
    
    —No sé: no lo pareces.
    
    —Bien, háblame de tus lideres, ¿ellos os proporcionan la comida?
    
    —Nos proporcionan todo, —la bulban respondió con cara de extrañeza.
    
    —No te extrañes, aquí las cosas son distintas. ¿Entonces, ellos os dan todo lo que necesitáis y vosotros hacéis lo que ellos dicen?
    
    —Ellos nos dan lo que creen que necesitamos, y nosotros obedecemos: no podemos negarnos.
    
    —¿Por qué?
    
    ¬—Porque nos mandan a las fabricas de proteínas.
    
    —¿A trabajar?
    
    —No.
    
    —Entiendo. ¿Por qué no hay hembras en el ejército bulban?
    
    —Solo combaten los machos, nosotras nos dedicamos a la reproducción, —la bulban hizo una pausa como buscando palabras— y el entretenimiento del macho, —la respuesta no agradó a Marisol— pero eso ha cambiado ahora, desde hace unos meses se está mandando a algunas hembras a las unidades de combate.
    
    —¿Cómo hablas tan bien mi idioma, lo has aprendido en la escuela?
    
    —¿Qué es: «escuela»?
    
    —Donde se aprende a leer y a escribir.
    
    —Nosotros no aprendemos eso, solo los elegidos reciben preparación para liderar.
    
    —¿Entonces tú…?
    
    —A mí me prepararon para ser… no sé como se dice… ...
    ... proporcionar placer a un líder… alto.
    
    —Concubina, se dice concubina.
    
    —Concubina. En su alojamiento accedí a un programa hablado de español y así aprendí. La nave es suya: la robamos para escapar.
    
    —El resto de hembras, ¿son también concubinas? —la bulban respondió afirmativamente con la cabeza—. ¿Y los niños?
    
    —Los trasladaron a nuestro complejo de alojamientos para protección.
    
    —¿Protección, no entiendo?
    
    —Los lideres piensan que si hay niños y presos… de ustedes, no tiraran bombas grandes contra ellos.
    
    —Entiendo entonces, que te has escapado con extraños, ¿no hubieras preferido hacerlo con tu familia?
    
    —¿Qué es: «familia»?
    
    —Tus padres, hijos, hermanos, tíos…
    
    —No sé que es eso. Cuándo me fecundan, hago la puesta y de los huevos se encargan los lideres. Después, regreso a mi cometido.
    
    —¿Y no ves a tus hijos? —la bulban la miró sin entender—. Cuándo yo tenga un hijo, permanecerá a mi lado hasta que sea mayor, de hecho, hasta que comenzó la guerra, yo vivía con mis padres.
    
    —Una vez, mirando en las cosas de mi amo, vi, que hace muchas centurias, sí nos ocupábamos de los huevos y las crías, pero luego los lideres pasaron a ocuparse de todo.
    
    —Los niños están en los criaderos hasta los cinco años, —la bulban, que ya había terminado su crema, asintió—. Y luego, ¿qué hacen?
    
    —Trabajan, como todos los demás. ¿Puedo hacerte una pregunta?
    
    —Si, claro.
    
    —¿Qué vais a hacer con nosotros?
    
    —Nada malo, no temas. Hace unos meses, el Parlamento Federal ...
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