1. Desafío de galaxias (capitulo 53)


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Intercambios Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... puso a reconocer al niño—. No sé que os han contado de mi, pero no voy a haceros ningún daño.
    
    —Pero tú eres el general Martín.
    
    —Si, lo soy, pero te repito que nadie os va a hacer daño.
    
    —Mi señora, —dijo el médico después de explorarlo con un escáner medico— tiene el brazo roto. Tenemos que llevarlo a la clínica.
    
    —Vamos a llevarlos a todos para que los reviséis, —le dijo Marisol, y mirando a la hembra bulban, añadió—: si te parece bien.
    
    La hembra la miró detenidamente y finalmente asintió. Se volvió, dijo algo en bulbanes, y todos se levantaron.
    
    —¿Las demás hablan también mi idioma?
    
    —No, solo yo.
    
    —De acuerdo, cuándo hayas pasado la revisión, quiero hablar contigo, —la hembra contestó afirmativamente con la cabeza.
    
    Mientras Marisol esperaba a que se completara el reconocimiento médico, envió las imágenes del encuentro al Cuartel General que a su vez las reenviaron a Edyrme, la capital federal. Sentada en la mesa junto al ventanal del comedor del Fénix, su cabeza no hacia más que darle vueltas al tema provocándola un montón de sensaciones contradictorias.
    
    —Ni señora, los hemos tenido que numerar para el historial médico porque al parecer no tienen nombres, —dijo el médico sentándose a la mesa.
    
    —¿Cómo están?
    
    —Agotados, algo desnutridos y deshidratados, y sobre todo muy asustados. Al niño con el brazo roto se lo hemos entablillado, creemos que se recuperara pero está en observación, la fisiología bulban es muy diferente.
    
    —Doctor, he ...
    ... observado que las hembras bulban tienen pechos, pero no amamantan a sus crías, tengo entendido que hasta los cinco años están en criaderos acuáticos.
    
    —Así es mi señora, pero podrían hacerlo. Con su aparato digestivo pasa algo parecido, en la universidad de Mandoria vi esa papilla de proteínas que comen, pero podrían digerir cualquier tipo de alimento, incluso sólidos con el tiempo, —mientras terminaba de hablar, la hembra bulban entró en el comedor vestida con ropa militar y escoltada por dos soldados. El revuelo entre los que estaban en el comedor fue considerable, pero nadie hizo nada que pudiera amedrentarla. Marisol se levantó y se acercó a ella.
    
    —¿Tienes hambre?— la bulban asintió y Marisol la condujo al mostrador del autoservicio. Se mostró indecisa, mirando todo con interés pero sin decidirse—. El doctor me ha dicho que podéis comer lo mismo que nosotros.
    
    —No sé, siempre he comino lo que nos dan los lideres, —Marisol pidió al cocinero algún tipo de puré o crema y un café solo para ella. Con la bandeja, se encaminaron a la mesa y se sentaron. La bulban olisqueo desconfiada el plato y Marisol, cogió la cucharilla del café y probó la crema. La bulban cogió su cuchara como si viera un elemento de alta tecnología y lo probó también; no le desagrado y continuo comiendo sujetando la cuchara como si fuera un palo.
    
    —¿Qué hacíais en el Páramo Tenebroso?
    
    —Queríamos escapar.
    
    —¿De quién, de los lideres? —la bulban asintió—. ¿Eres consciente de que si no os hubiéramos ...
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