1. Desafío de galaxias (capitulo 53)


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Intercambios Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    En el plazo señalado por Marisol, todo estaba preparado para iniciar la ofensiva. El movimiento de tropas y naves había sido detectado por los bulban, que previendo un ataque contra Faralia, habían trasladado contingentes desde el Sector 25, al mismo tiempo que, con lo que quedaba allí, mantenía asediado Sigma Trumzely.
    
    La actividad del Cuartel General volvía paulatinamente a la normalidad, instalado provisionalmente en grandes módulos prefabricados situados en la parte trasera del Palacio Real. Los dormitorios estaban divididos entre los sótanos del propio palacio, y cientos de tiendas de campaña. Marisol y Anahis, que después de mucho insistir había conseguido que la trasladaran al palacio, ocupaban su antiguo dormitorio de «soltera» en la zona de la chancillería.
    
    —¡Qué ganas tengo de que me quiten la escayola de los brazos! —exclamó Anahis mientras Marisol la aseaba pasando la esponja por su cuerpo desnudo.
    
    —¿No te gusta como te lavo?
    
    —Claro que me gusta, pero estoy hasta la raja de no poder tocármela, —esta situación de impotencia la mantenía constantemente irritada, pero Marisol lo combatía con cariño y mucha paciencia.
    
    —Solo te quedan doce días para los brazos, que para la pierna, un poco más.
    
    —El fémur me da igual, pero no poder usar los brazos me tiene desquiciada. ¡Joder!, que ni siquiera me puedo limpiar el culo
    
    —Para eso estoy yo aquí.
    
    —Y no poder mover la cola.
    
    —No te quejes que por lo menos la conservas. Has estado ha punto de ...
    ... quedarte sin ella.
    
    —Con todo lo que tienes encima soy una carga.
    
    —Tú nunca eres una carga para mi, aunque tenga que limpiarte el culo… o tocarte la raja, —la dijo empezando a rozarla suavemente el clítoris externo con la esponja.
    
    —¡Eres mala y perversa!
    
    —¿Perversa?
    
    —Si, perversa; cuándo me quiten está mierda me voy a vengar, ¡que lo sepas!
    
    —¿Y como lo vas a hacer? —preguntó tumbándose sobre ella y cogiéndole un pezón con los labios.
    
    —Te voy a atar a la cama y me voy a aprovechar de ti.
    
    —Para eso no hace falta que me ates a la cama, soy muy facilona, me dejo, ya lo sabes, —dijo Marisol ascendiendo hasta sus labios mientras con la mano la acariciaba la vagina. Anahis intento acariciarla el pelo, pero le dio un coscorrón con la escayola—. ¡Ay! A ver si te voy a tener que atar yo a ti.
    
    —Lo siento mi amor pero es que me pone nerviosa el no poder hacer nada.
    
    Riendo, Marisol saltó de la cama y de un cajón saco un vibrador después de rebuscar en él. Se quitó la camiseta y se colocó a horcajadas sobre el pie de Anahis. Comenzó a frotarse con el mientras, después de echarla un chorro de lubricante, la introducía el vibrador en la vagina alcanzando el clítoris interno de las mandorianas. Como si hubiera accionado un interruptor, Anahis empezó a gemir mientras ella seguía masturbándose con el pie de su amada. Poco a poco, fue alcanzando el clímax, y cuándo lo hizo, Anahis ya había encadenado unos cuantos orgasmos. Se tumbó sobre ella buscando sus labios, y sus ...
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