1. Ana, una joven llena de deseos


    Fecha: 13/01/2019, Categorías: Hetero Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos

    Ana era una mujer joven de 22 años que recién había terminado sus estudios. Siempre fue una chica decente, de su casa, dedicada a los estudios, sin duda el orgullo de sus padres y familiares. Durante sus años de estudiante era popular entre sus compañeros por ser una chica aplicada que no dudaba en ayudarles con sus exámenes y trabajos escolares, sin embargo, al no cumplir cabalmente con el perfil de chica guapa que predominaba entre sus compañeros varones se acostumbró a ver desfilar frente a ella a un sin número de chicos que llamaban su atención.
    
    No es que Ana no hubiese sido hermosa, pero su ropa formal y holgada, su dedicación a los estudios y su soñadora forma de ser opacaban toda la sensualidad que Ana era capaz de generar. Con el pasar del tiempo Ana proyectaba su deseo, su romanticismo y su calidez de mujer a través de poemas, de escritos y dibujos que guardaba para sí misma.
    
    Ana consiguió su primer empleo, su actitud era la misma que en la escuela, moderadamente alegre, dedicada, pulcra y formal en su vestir, siempre dispuesta a ayudar. Ella se sentía feliz siendo como era, después de todo era su esencia, pero algo le faltaba.
    
    Dicen en mi país que siempre hay un roto para un descosido, y fue que por cuestiones de trabajo Ana conoció a un proveedor de servicios llamado Marco que se encontraba casi del otro lado del país.
    
    Marco era bastante mayor que Ana, había quizá 20 años de diferencia entre ellos, pero para las almas no hay edad. Marco era un hombre de ...
    ... estatura promedio, no guapo, tampoco feo, introvertido y sensible. Al igual que Ana, Marco disfrutaba de escribir un poco de todo lo que veía a su alrededor.
    
    Su trato siempre fue cordial, con respeto y sin coqueteos de algún tipo. Con el paso del tiempo las llamadas se hicieron frecuentes por la naturaleza del propio trabajo, y una amistad comenzó a surgir entre ambos. Decidieron que las llamadas telefónicas eran exclusivamente de trabajo y los temas personales los trataban por correo electrónico.
    
    A través de los correos electrónicos descubrieron su gusto por la escritura, por la poesía, por los versos y las prosas. Se podía sentir como iba naciendo un enamoramiento entre ambos. Los correos electrónicos cada vez eran más y más personales, algunos rayaban en el erotismo sin llegar a ser groseros o vulgares. Por vergüenza o por decencia jamás se atrevieron a pedir fotografías o descripciones detalladas el uno del otro, eso no sirve para las almas que están dispuestas a tocarse.
    
    Transcurrieron seis meses de amistad y por problemas en la compañía para la que Ana trabajaba fue que Marco se vio en la necesidad de visitarlos personalmente. Era una situación que a ambos les generó emoción, por fin sabrían con certeza quién estaba del otro lado del teléfono o la computadora.
    
    Después que Marco atendió los asuntos que lo llevaron a presentarse en la empresa fue a visitar a Ana en su oficina.
    
    —¿Ana? (preguntó Marco)
    
    —Sí. ¿Marco? (respondió Ana)
    
    Ambos sintieron latir ...
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