1. El vecino de estreno


    Fecha: 06/08/2017, Categorías: Gays Autor: Webmonster6910, Fuente: CuentoRelatos

    ... había perdido el tiempo y me había quedado sólo en calzoncillos lo que hizo a Edgar sentir la confianza de hacer lo mismo para luego recostarse a la derecha de Ana quien lo jaló hacia su boca.
    
    Mientras ellos se besaban y él masajeaba los pechos de Ana yo me dispuse a soltar el cierre de sus jeans y al tenerlos sueltos los jalé hacia abajo junto con su pantaleta. Al sentir mis manos jalando ambas prendas Ana movió sus caderas a modo de ayuda. Al sentir sus piernas libres Ana las separó ligeramente y pude ver su entrepierna evidentemente recién depilada. Inmediatamente me metí ahí para disfrutar su sabor que me encanta. Cuando me tuvo ahí, Ana me jaló con una mano para hacerme presionar con fuerza su clítoris. Cuando está recién depilada disfruto enormemente la suavidad de la piel de sus labios. Me encanta pasarle mi lengua despacio sobre uno y otro labio para luego meterla en el estrecho surco que se forma entre el labio mayor y menor de cada lado. Estuve ahí un momento repitiendo mis lengüetazos pero ella empezó a contonearse para subir hacia la cabecera. La seguí por unos centímetros mientras metía mi lengua en su vagina pero decidí moverme a un lado para ponerme a su izquierda. Edgar seguía besándola en la boca cuando ella tomó su mano derecha y la llevó hacía abajo. Entonces Edgar dejó de besarla para empezar a masajearle el clítoris con la mano que Ana había guiado hasta ahí. Edgar veía con asombro la manera claramente ruidosa de Ana de disfrutar aquello. Mientras eso ...
    ... pasaba yo admiraba la escena desde el lado izquierdo de Ana y complementaba las caricias recorriendo todo su cuerpo con mi mano izquierda. Apenas le rozaba su piel con las yemas de mis dedos. Los deslizaba desde sus mejillas, bajaba por su cuello hacia su hombro, hacía un par de movimientos circulares sobre su pezón para luego seguir hacia sus caderas y de ahí a sus piernas. Ana, que había subido ambos brazos para rodear su cabeza y apoyarse en la cabecera correspondía a nuestras caricias con deliciosos gemidos. Edgar la veía asombrado seguramente porque a su edad nunca había visto a una mujer gozando así del sexo y mucho menos tan bella y voluptuosa como Ana. A cada movimiento de la mano de Edgar entre las piernas de Ana ella correspondía con un gemido, un estremecimiento y sus manos empujándose fuertemente contra la pared detrás de su cabeza.
    
    Ana me miraba a mí, con ansiedad y respirando cada vez más fuerte. Decidí hacer una travesurilla para ella. Metí mi mano para reemplazar la de Edgar y procedí a explicarle lo que estaba haciendo con mis dedos:
    
    "tienes que usar tus dedos índice y medio, los metes a modo que los puedas doblar hacia arriba para hacer un movimiento como rascando pero obvio sin usar las uñas y tratando de apretar despacito contra el hueso y repites rico de arriba a abajo". Lo dejé que viera como Ana se empezaba a contonear y a moverse gimiendo más rápido y más fuerte bajo el efecto de mis dedos en su vagina. Habiéndolo demostrado gráfica y claramente ...
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