1. Silvia (parte 3)


    Fecha: 23/04/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Maribel1970, Fuente: CuentoRelatos

    ... a unos cuatro o cinco metros, nosotras estábamos en el columpio del jardín, y ellas al otro lado de la valla. Pero vamos, que no estuvimos en plan mironas, estuvimos charlando con la vecina y todo… lo que pasa es que la chica tenía un cuerpo de escándalo. Cuando se ponía en cuclillas, también se le marcaba todo el tanga por detrás, uno de esos sin apenas tela y tenía unos muslos muy muy ricos.
    
    -S. ¿Llevaba sujetador?
    
    -M. Pues sí. No llevarlo ya hubiese sido la guinda del pastel.
    
    -S. ¿Y la tía Carmen cómo reaccionó?
    
    -M. Un poco roja al principio, yo ya estaba en el jardín cuando ellas llegaron y claro enseguida vi lo que había y llamé a tu tía. Bueno, a decir verdad, yo también enseñaba lo mío, llevaba un vestido de esos largos de verano, pero lo tenía completamente recogido en la cintura para tomar el sol en las piernas. Pues tu tía reacciono mirando, ¿cómo no íbamos a mirar?, pero ninguna decía nada, hasta que yo ya me lancé y reconocí que yo estaba mirando descaradamente. Yo creo que, de la vergüenza, en principio todos nos ruborizamos un poco en una situación así, pero luego, te calmas y ya lo disfrutas más, y ella creo que también…
    
    -S. ¿Por qué te ríes así?
    
    -M. Pues porque, bueno, estuvimos, así como media hora, yo en bajito hablaba con tu tía y hacia comentarios, tú ya me entiendes, yo a tu tía siempre le he dejado caer que me hubiese gustado estar con otra mujer, ya sabes, medio en broma, medio en serio, pero desde luego ese día, si tenía alguna duda ...
    ... se las despejé todas. Y…
    
    -S. ¡Mama, eres una loba! Ahora entiendo porque siempre estas dándole palmadas en el culo, y levantándole la falda a la pobre.
    
    -M. Bueno, eso lo he hecho siempre, cuando esta tu padre delante sé que eso lo pone a cien, y supongo que a tu tío también le ponía. ¡Y qué coño! Si a ella no le gustase ya me lo hubiese dicho. ¡Que bruta soy!
    
    -S. ¿Y qué pasó con la polaquita?
    
    -M. Pues que tu tía dijo que tenía que ir al baño. Por eso me rio así.
    
    -S. ¡La cerradura! La seguiste y te pusiste a espiarla por la cerradura.
    
    Ya sabía yo que lo mío era genético.
    
    -M. ¡Que no! Bueno, sí, la seguí, pero esas malditas puertas modernas…, solo pude escuchar. La cerradura no es de esas que puedes mirar.
    
    -S. ¿Y qué escuchaste?
    
    -M. ¿Tú que crees?
    
    -S. ¿Paja? ¿Seguro?
    
    -M. (Asintiendo) El sonido lo conocemos todas y los gemidos también.
    
    -S. Joder mami, que cachonda me pones, esta noche me lo cuentas con más detalle, sabe dios la de cosas que podrías contarme.
    
    -M. No hay mucho que contar, me puse a cien escuchándola gemir, sobre todo cuando se corría, tuve mi eterna tentación de llamar a la puerta, pero no me atreví, volví al jardín y en cuanto ella regresó me fui yo para el baño a hacerme una yo también. Pero si te apetece no te preocupes que te lo cuento esta noche, pero prométeme que puedo estar tranquila.
    
    -S. (haciéndose la despistada) ¿A qué te refieres?
    
    -M. Me entiendes perfectamente. Silvia, una cosa es que, como a mí, a tu tía, ...
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