1. Un paseo por el río con mi compañero de clase y mi vecino


    Fecha: 16/04/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos

    El sábado por la mañana me despertó un mensaje de Mateo, un amigo del barrio para recordarme que habíamos quedado en ir al río.
    
    Hacía mucho tiempo que no salíamos juntos, pues yo estaba muy dedicado al estudio y él a la práctica de patinaje. Antes de responder, le pregunté a Nico si quería ir al río, pero me dijo que no tenía traje de baño.
    
    -Te presto un speedo que no uso porque me queda muy justo.
    
    Asintió, nos fuimos a lavar los dientes, los genitales y el trasero en el bidé. Antes de vestirnos, nos besamos y franeleamos en el baño un rato largo, porque el slip rojo que le di también le quedaba bien ceñido, resaltando su paquete, ya duro.
    
    -No podemos salir así, me dijo.
    
    Le bajé el slip, le agarré la pija y los huevos y le di una buena mamada y muchos besos. Estábamos a mil y no podíamos soltarnos, hasta que sonó el timbre. Nos pusimos los slips y unas bermudas y remeras, metimos toallas, gel de baño y protector solar en las mochilas ya sin libros, nos tapamos los bultos y salimos para subir al auto de los papás de Mateo, que también se iban el fin de semana largo a la casa de unos familiares en las afueras y nos dejarían en el balneario.
    
    Entre los asientos de los padres colocamos un bolso de ellos y nosotros tres nos ubicamos en el asiento trasero, algo apretados por otro bolso de ropa. Con un guiño de Nico, empezamos a acariciarle las piernas a Mateo por encima de la tela fina de su ajustado pantalón deportivo chupín, a tres cuartos de pierna. Siempre ...
    ... había sido un chico sexy y me gustaba, pero jamás me atreví a insinuar nada. Se ruborizó, pero notamos y palpamos que se había calentado, así que dejamos las mochilas en nuestros regazos y seguimos metiéndole mano, sobándole bien la pija sobre la tela del pantalón.
    
    La tenía dura, se notaba su buen tamaño y respiraba fuerte. Nico se relamió guiñándome un ojo, nos reímos, Mateo se tentó y se puso a reír con nosotros, también por los nervios. En una hora llegamos a la zona del balneario y quedamos con sus padres en que volveríamos al barrio en el colectivo de la tardecita.
    
    Por un sendero que Mateo conocía nos condujo hasta un recodo del río, él siempre por delante, yo con mis ojos fijos en su ceñido pantalón gris que le resaltaba sus nalgas redondas y firmes, y detrás mío Nico, que no dejaba de tocarme el culo y apoyarme, el muy calentón.
    
    Llegamos a un claro donde no había nadie que nos pudiera ver, para estar a nuestras anchas. Pusimos unas lonas en el pasto y Nico dijo que fuéramos al agua para refrescarnos. Estaba buena, no muy fría y la corriente era suave. Mateo calzaba un bañador bóxer también gris claro, de lycra, muy fino, ya húmedo en uno de sus lados, que hacía juego con su pantalón y le quedaba pintado a su cuerpo estilizado, resaltando su paquete y sus nalgas firmes y redondas como un durazno.
    
    Empezamos a chapotear mientras nos íbamos a lo más profundo hasta que sólo nos quedaron los hombros fuera del agua. Los juegos se volvieron calientes y nos apretamos ...
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