1. ¡Proceda usted!


    Fecha: 15/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos

    Mi edad más cercana a los cuarenta que a los treinta. Físico el normal de un casi cuarentón. Imaginen, con presbicia, con pronunciadas entradas y por si fuera poco, el esfuerzo por dejar el tabaco terminó en un aumento de peso. En cuanto al sexo siempre mantuve la teoría que estaba sobrevalorado a su importancia en la vida real. Soy alto sin exagerar, acostumbró a llevar barba de una semana. Por la naturaleza fui bien correspondido en cuanto a medidas de lo que viene siendo la chorra. Soltero, burlón, socarrón, de tomar vinos diariamente, como homenaje a la vida, y con amplio sentido del humor ácido e irónico.
    
    Tengo una inmobiliaria con una chica en nómina, me ayuda media jornada para poder desplazarme a enseñar los pisos o lonjas. Ella es guapa, resultona, casada y con dos hijos. Se cuida, hace deporte, me aguanta desde hace mas de diez años.
    
    Tengo delante de mi mesa de trabajo un amplio ventanal que da a la calle porticada, una de las principales de la ciudad. Es como inmenso escaparate y por mi sentido de la observación dedico muchas horas a observar, escudriñar gente, dejar volar mi imaginación que es fluida, muy propensa al ensueño de situaciones eróticas y calientes.
    
    Todas las mañanas veía pasar a una chica sobre los veinticinco años. Pelo rizado en melena suelta; siempre que el tiempo permite, con camisetas de vivos colores sin llegar a ser estridente. Pantalones ceñidos que le sientan perfectamente bien, es de pierna larga, culo respingón bien puesto, ...
    ... divinamente proporcionado. Morena de ojos oscuros de misterio, dientes perfectos con una sonrisa cautivadora con cierto mohín pícaro que enamora. Camina con paso largo y decidido, haciendo sonar sus tacones ruidosamente contra el pavimento. La veo venir todas las mañanas de frente a mi observatorio, bamboleándose con un movimiento de contoneo rabiosamente erótico y sensual, la cadencia que marca el suave vaivén de sus pechos, me hace pensar que sus sostenes son delicados, con lisura, sin demasiadas costuras ni alambres, llamándome poderosamente la atención como le marca en el pantalón graciosamente la braga.
    
    Cierto día abrió la puerta entrando a la oficina, pidiéndome por favor, poder utilizar el servicio.
    
    - Hola, buenos días, ¿me dejas utilizar el servicio? es que están todas las cafeterías a estas horas cerradas y no me aguanto.
    
    - Naturalmente, le respondí, pasa por aquí.
    
    Acompañándola hasta el servicio, entrando con ella para comprobar si estaba todo en orden, verificando que había toallas y papel, una inspección que se dice. Allí la dejé volviendo a mi despacho.
    
    Trascurrido cierto tiempo y sin tener noticias de ella volví a recorrer el pasillo llegando hasta la puerta y golpeando con los nudillos pregunté:
    
    -¿Estas bien?, ¿Te pasa algo?…
    
    No obtuve contestación, volví a golpear la puerta de madera, todo fue silencio y me inquiete. Moví el picaporte entrando con cierta preocupación.
    
    Estaba allí delante con los vaqueros por las rodillas, destacando el color ...
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