1. El tanga rojo, los hermanos


    Fecha: 13/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    —¡Cómeme!
    
    Estaba deseando decírselo. Había salido de copas con unas amigas como tantos sábados por la noche. Pero a altas horas de la madrugada ellas encontraron ligues e hicieron mutis sin pensar en mí.
    
    Cuando salí de la disco llovía a mares, una tormenta de verano en un ambiente asfixiante, y desde luego no había ningún taxi a la vista. Es lo que pasa cuando los necesitas.
    
    Desesperada, pues no me atrevía a volver a casa andando con la mini, el top y sin ni siquiera una ligera cazadora eché mano a mi último recurso, llamé a mi hermano para que pasara a recogerme con el coche de papá.
    
    Mi mala suerte hizo que lo despertara pues esa noche por culpa de la lluvia había vuelto pronto a casa. Pero como es un encanto se puso unos vaqueros y un ajustado jersey que yo le había regalado y sin ninguna queja vino a buscarme.
    
    Como venía en el coche con la calefacción a tope no necesitaba impermeable ni paraguas. Y sin protestar demasiado antes de un cuarto de hora Mario paraba frente al portal en el que estaba refugiada.
    
    Con las prisas de entrar en el coche sin mojarme aún más de lo que ya estaba la mini se subió casi hasta el tanga rojo cuando me senté a su lado. Me había comprado media docena de esos baratos en una tienda de todo a euro precisamente para esas ocasiones. Para que se desintegran en las manos del chico o la chica que me gustara.
    
    Seguro que pudo echarle un buen vistazo a mis tetas cuando me ahuequé el top para que se secara sin congelarme. Me incliné ...
    ... hacia él para agradecerle el favor con un beso en la mejilla muy cerca de sus carnosos y dulces labios y un buen frotamiento de mi teta sin sujetador con su bíceps que hice durar lo mas posible.
    
    Me encantaba como se marcaba su torso trabajado en el fino jersey que yo había elegido ad hoc y se me escapó un piropo. Le dije:
    
    - Estas guapísimo con ese jersey, tato. Deberías ponértelo para ligar. Se te echarían las tías encima. Deberíamos hacer esto más, charlar y "eso".
    
    Lo tomó con una sonrisa y le pedí:
    
    - Sube más la calefacción del coche, por fi.
    
    - Pensando que tendrías frío y estarías mojada ya la tenía a tope.
    
    - ¡Eres un cielo! Mario, me encanta como me cuidas tato.
    
    Me quité los tacones y subí las piernas al asiento de cuero, recogidas bajo mi culo, con lo que la escasa falda terminó de recogerse dejando ver a mi hermanito el tanga rojo al completo.
    
    Mis rodillas quedaron tan cerca de la palanca del cambio que las rozaba con sus dedos en cada semáforo y cambió de marcha. Con una caricia a su poderoso pecho le pedí:
    
    - No tires hasta casa, busca un algún sitio tranquilo para aparcar, pasar un rato juntos y poder charlar.
    
    El enorme aparcamiento de un centro comercial vacío a esas horas era el sitio perfecto. Veíamos resbalar el agua sobre los cristales y algún otro coche a lo lejos y ocupado por parejitas liadas a esas horas. Yo estaba entrando en calor por todas partes.
    
    Hablábamos relajados. Comentábamos cosas de nuestras vidas y le tuve que contar ...
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