1. Siglo XIX


    Fecha: 02/04/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... fresco aroma de su suave piel. Como ya se lo imaginaba la dulce joven estaba muy limpia.
    
    Se arrodilló y comenzó a besar el tierno coñito y los adorables rizos. Con la lengua acariciaba los labios dejando que se abrieran solos a la caricia descubriendo el clítoris.
    
    Casta gemía y suspiraba sintiendo el placer que le daba su señora. Subiendo el volumen hasta llegar a ahogados jadeos mordiendo su propia mano. Hasta que le llegó el orgasmo y pudo chupar los abundantes jugos del pubis de la muchacha.
    
    Entonces comenzó a desnudarse ella, descubriendo su blanco y bello cuerpo. Sus grandes pechos, su liso vientre. La rubia mata de pelo que cubría la vulva, sus muslos que como de marfil parecían modelados por el artista que esculpió la Venus de Milo.
    
    Casta la contemplaba, admirada, descubriendo a cada minuto que pasaba delicias que nunca había imaginado.
    
    Entonces su señora se metió en la cama a su lado. Cogió su cara entre las manos y la besó dulcemente en los labios. Sus pechos se juntaron y se frotaron durante sus abrazos.
    
    Poco a poco la joven se iba soltando y respondiendo a las cariñosas atenciones de Susana. Separó sus voluptuosos labios y dejó libre acceso a la lengua juguetona.
    
    La tímida y curiosa mano de la jovencita se deslizó sobre la piel de la dulce amante hasta llegar a la vagina que exploró curiosa. Asombrándose de lo dentro que podían llegar sus dedos en la caliente y húmeda gruta.
    
    Pronto una abundante corrida premió sus esfuerzos, mojando la ...
    ... manita. Con ella las dudas afloraron de su mente y a su boca e hizo preguntas. La respuesta fue:
    
    - Luego, ahora goza. Disfruta.
    
    Todo el cuerpo de la muchacha era objeto de besos y caricias, incluso unas manos abrieron sus nalgas para que los labios y la lengua rozaran su ano. La heredera sabía que estaría tan limpio como el resto de su dueña.
    
    Casta gemía sintiendo como Susana se dedicaba en cuerpo y alma a darle placer. Cada centímetro de suave piel besado y acariciado. Los pequeños pies, lamiendo sus deditos, el empeine y los finos tobillos. Las delicadas pantorrillas, entre los muslos torneados para volver a lamer el coñito y culito de la joven.
    
    El cuerpo de la dama también recibió las atenciones de la lengua y de los dedos curiosos de la jovencita. Su curiosidad por el cuerpo de la otra mujer y por los placeres que estaba descubriendo hizo que se soltara.
    
    Casta con los ojos muy abiertos para no perderse detalle daban gran placer a la nívea piel de la rentista. Entre sus muslos lamía la rubia vulva haciendo lo mismo que un momento antes le habían hecho a ella. Consiguiendo así más orgasmos de su nueva señora.
    
    La joven prodigó con sus manos y boca, besos a su nueva amante que recogió en su boca los líquidos procedentes de la vulva de su protectora.
    
    Al día siguiente tomaron de un baño en común, en la bañera de porcelana que era un lujo extravagante que Susana se permitía. Allí renovaron sus amorosos goces eróticos, sus caricias y besos.
    
    La dama enseñó a su ...