1. Siglo XIX


    Fecha: 02/04/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... bien podrían hacerse compañía. Susana consiguió que la joven se lo contara todo en su reducido piso alquilado de una habitación.
    
    La dama le explicó su situación y casi la obligó a aceptar el trasladarse. Le daría una vida mejor, una educación y desde luego su trabajo sería mucho más ligero que todo lo que había hecho hasta entonces.
    
    Susana había encontrado una flor en el lodo y no iba a dejar que se pudriera en él. Metieron apresuradamente las pocas pertenencias de la joven en un coche cerrado para ir al adinerado barrio de Salamanca.
    
    Ya en la casa la persuadió a que cambiara sus harapos por un vestido de mejor tela y corte. Y a que se pusiera unos zapatos.
    
    - Tengo ropa preparada para ti. Vamos desnúdate, no seas tímida conmigo. La dos somos mujeres.
    
    La joven Casta no quería abusar de la generosidad de su nueva señora. Apenas hablaba. Ella la ayudó a sacarse el raído vestido por encima de la cabeza.
    
    Se puso colorada, su cara y cuello y casi el pecho se pusieron deliciosamente rojos al quedar solo con un viejo corsé y unas enaguas, pero todo muy limpio. Lo hizo ante la atenta mirada de su bienhechora que no perdía detalle.
    
    Susana, quién quizás con la intención de confundirla más, la beso en la boca tiernamente. La inocencia de la joven salió a relucir e impidió que volviera a vestirse y se marchara corriendo a la pobre barriada de donde había salido.
    
    A pesar de todo lo que había visto en ese barrio Casta había intentado permanecer pura, literalmente ...
    ... casta. La dama acarició suavemente con dos dedos la mejilla de la chica, bajó por el borde de su mandíbula hasta el mentón.
    
    - Eres preciosa. Ya verás lo bien que vamos a estar juntas.
    
    Continuó bajando por su cuello, besándolo hasta su pecho donde acarició lo que podía alcanzar con la suave yema de sus dedos. No conformándose con eso comenzó a desabrochar el corsé, aflojando cintas y corchetes que estaban cerca de desintegrarse de puro viejo.
    
    - Señora, no puede hacer eso. Yo debo cambiarme sola.
    
    - Primero llámame Susana, al menos aquí a solas en casa. Y luego vamos a ser como hermanas o amigas más que señora y criada. Deja que te ayude.
    
    Su invitada estaba en un estado de consfusión tal que no sabía que hacer, pero le gustaba lo que estaba ocurriendo y respondía a los besos. Pronto quedaron al descubierto sus duros pechos y niveo abdomen.
    
    Pero esas manos inquisitivas continuaban explorando el hermoso cuerpo. Susana no iba a parar ya por nada del mundo.
    
    Bajaron las enaguas limpias pero raidas y comenzaron a explorar su pubis. Enredando sus dedos en el vello suave y negro que lo adornaba.
    
    Y abrieron los otros deliciosos labios, de esa deliciosa boca asomó el clítoris como una pequeña lengua, duro por las caricias. Los dedos no pudieron pasar mucho mas allá a causa del virgo muy cerrado en ese caso.
    
    Así como estaba desnuda del todo, la condujo al dormitorio la hizo sentar en la cama y despues tumbarse con los pies colgando. Le abrió los muslos oliendo el ...