1. Con el que sea...


    Fecha: 26/03/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... comunicar la noticia.
    
    Cuando llegué al lugar, el encuentro sexual, al parecer, ya había empezado. Mi mujer estaba sentada en las piernas de aquel grandulón, quien acariciaba sus piernas desnudas y ella lo besaba con aparente pasión. ¿A qué hora se habrá quitado ella las medias? Me pregunté, pero no los interrumpí. Simplemente me quedé viéndolos un rato para apreciar como aquel hombre manoseaba a mi mujer a sus anchas sin que ella se perturbara en lo más mínimo. Lo disfrutaba.
    
    En medio de la oscuridad del lugar y entretenidos como estaban, indiferentes con la gente a su alrededor, poca oportunidad había para comunicarle a mi esposa que ya había conseguido el lugar, así que esperé. Y como si estuviéramos pensando en lo mismo, en aquel instante, ella se levantó para indagar qué había pasado. Ella me vio allí, parado frente a ellos, de modo que hice señal con el dedo pulgar arriba, indicándole que todo estaba dispuesto. Vi como se acercaba a su pareja para decirle algo al oído. En respuesta, el hombre se levantó y la siguió.
    
    Ella pasó a mi lado con su pareja, como si nada. Le dije habitación 303 y le puse las llaves en una de sus manos. El tipo ni me miró. Estaba distraído mirando para otro lado. Entonces, sin más que hacer, les seguí. Avanzaron sin hablar. Me distancié de ellos un tanto y vi como cruzaron la calle para entrar a “Palo de Rosa”, el lugar escogido. Me demoré unos minutos mientras cancelaba la cuenta. Supuse, sin duda, que al llegar a la habitación el ...
    ... encuentro ya debería haber avanzado. Y, sin tardar, acudí presuroso.
    
    Ella había dejado la puerta cerrada, con las llaves puestas en cerradura. No me fue difícil ingresar al 303 y, como suponía, la aventura ya había avanzado. Encontré al hombre cubriendo con su cuerpo totalmente a mi mujer, accediendo a ella en posición de misionero. Estaban totalmente desnudos. ¡Caray! Pensé. En tan poco tiempo y ya están en estas. Pero, silencioso, entré y me acomodé. Ciertamente me había perdido los preliminares, si es que los hubo.
    
    Aquel hombre bombeaba y bombeaba profusamente dentro de mi mujer y ella, expuesta a sus embestidas, excitadísima, como no, debajo de ese gran macho, gemía y gemía con cada penetración. La estaba pasando rico, dada la intensidad de sus gritos. Su hombre, por supuesto, respondía a eso con mayor vigor en intensidad.
    
    Ella, simplemente, pasado un rato, no pudo más y explotó de la emoción tan tenaz que el contacto con el cuerpo y el pene aquel hombre le estaba generando. El tipo seguramente se vino dentro de ella, porque los alaridos de mi mujer no lo amilanaron para nada y, por el contrario, siguió en la tarea de presionar y presionar hasta que, también en la cúspide de sus sensaciones, llegó al final. Mi mujer debió experimentar excitación hasta el final, porque él descargó todo su contenido dentro de ella.
    
    Mi mujer permaneció inmóvil debajo del cuerpo de aquel hombre. ¿Te levantas un momento? Expresó. Casi no puedo respirar. Qué pena, respondió él. Por ...