1. Con el que sea...


    Fecha: 26/03/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Habían pasado los días y mi esposa empezaba a sentir la necesidad de copular para salir de la rutina y satisfacer sus necesidades sexuales. Es posible que estuviera próxima a experimentar su período menstrual y, por lo tanto, tenía disparados sus apetitos y deseos. Consecuente con esto, tomó contacto con su corneador, pues para estas urgencias, nada mejor que contar con el concurso de un hombre bien dotado, aguantador y vigoroso que la llenara hasta lo más profundo de su cuerpo.
    
    Su macho estaba dispuesto a satisfacerla, como siempre, y habían quedado de verse el fin de semana. Ella estaba esperanzada y se le notaba ansiosa y radiante. Ese viernes acudió al salón de belleza y procuró tener disponibles sus mejores galas para acudir a la cita. Sus expectativas eran elevadas y se notaba, sin duda, bastante dispuesta a encontrarse con aquel y disfrutar, como siempre lo había hecho, de una sesión de sexo memorable. Entre llamada y llamada, mi esposa y su amante habían acordado fecha, hora y lugar para su encuentro y todo parecía estar fluyendo positivamente.
    
    Llegado el sábado, día elegido, mi esposa estuvo especialmente activa para que todo funcionara y no se presentaran inconvenientes. Para nada quería perder la oportunidad y procuró que saliéramos al encuentro de su hombre con suficiente anticipación. Y así lo hicimos. Pero, una vez llegado al lugar, su corneador llamó para disculparse y notificar que una situación de fuerza mayor se había presentado y que no sería posible ...
    ... acudir a la cita, tal como se había planeado.
    
    Aunque mi mujer le manifestó que no se preocupara por eso, ciertamente se le notó su contrariedad y disgusto, aunque su comportamiento no lo hizo tan evidente. Yo ni siquiera me atreví a preguntar qué había pasado y seguí como si nada hubiera sucedido. Sin embargo, dado el cambio de planes, continuamos nuestro recorrido hasta el lugar acostumbrado para realizar sus aventuras.
    
    Al rato de haber llegado allí, y dado que aquel no se hacía presente, ella sugirió que nos diéramos una vuelta por ahí, tal vez para pasar el tiempo y dejar que la noche transcurriera. Yo no sabía que aquella cita se había malogrado, pero ella no me lo había hecho saber. Quizá, para ese momento, ella estaba pensando en las posibilidades que podían darse, pero no había plan ni alternativas disponibles al momento.
    
    Así que fuimos a una discoteca adyacente al sitio de encuentro para pasar el tiempo. Estuvimos bailando un largo rato, pero era notorio que ella no estaba a gusto con lo sucedido. Miraba y miraba a su alrededor, tal vez esperando que su cita apareciera, lo cual, como sabría después, nunca iba a suceder. Pasaban las horas, la noche avanzaba y nada hacía prever que las cosas podían mejorar. Así que ella, por propia iniciativa, decidió explorar alternativas con la gente que allí se encontraba.
    
    Me dijo que iba a darse una vuelta por ahí para tantear el ambiente. Se dio una vuelta por el lugar, mirando aquí y allá, analizando las personas que ...
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