1. El bosque


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... de podar en años. Era el único dinero que llevaba en el bolsillo, dos billetes de mil pesetas.
    
    Viendo como se desarrollaba la situación me decidí a actuar. Separándola un poco le saqué la camiseta. Agachándome sobre ella acaricié y besé sus bellas y blancas tetas, lo del top less solo se hacía en playas de la costa. Se quitó el pantalón de deporte y ya desnuda del todo sobre su propia ropa, arrodillándose ante mí, desabrochó el short, y sacando mi polla se la metió en la boca. Sin florituras, iba directa al grano. También chupó mis huevos peludos, quería ganarse su dinero.
    
    Dejando mi vista perdida mientras recibía tan placentero tratamiento fue cuando lo vi. Era casi un crio, andaría por los diez y ocho, trataba de esconderse tras un matorral a unos pocos pasos de nosotros. Mientras no perdía detalle de lo que pasaba entre los dos. Admito que tener un espectador me puso más burro, debo tener algo de exhibicionista. No sabía si era un pervertido o su chulo o puede que un primo cariñoso.
    
    Me la comía con sabiduría, me acariciaba los huevos, incluso los chupaba, nadie me había hecho eso. No le importaban los pelos. Con la mano no dejaba de tocarme mientras sus labios recorrían el tronco besando o se la metía en la boca, todo lo que su blanca garganta podía admitir. Me chupaba los testículos y llenaba toda la zona de saliva, del pubis al perineo. Un dedo ensalivado jugando con mi ano. Allí fue mi primera corrida pues no paró hasta que se tragó mi semen.
    
    No quiero ...
    ... presumir pero no suelo tardar mucho en recuperarme y menos aún con las expertas caricias de la meretriz. No paró, dispuesta a ganarse el sueldo. Hasta la última peseta, en sus caricias y lamidas. Incluso mientras me la comía acariciaba con un dedo ensalivado mi ano. Él rabo enseguida volvió a dar señales de vida con ese tratamiento, poniéndose duro sin ser interrumpidos. Rompió la envoltura de un condón con los dientes y habilidosame lo puso en un segundo. Si alguien más nos vio pasó de largo.
    
    Después nos tumbamos en la fina hierba en la clásica postura del misionero. Me gustó acostarme sobre ella, sentir su cuerpo delgado bajo el mío. No dejó de comerme la boca de darme su lengua para que jugará con ella. Rodeó mis corvas con sus piernas y sus manos se agarraban a mis nalgas para impedir que me separará de ella. Como si yo quisiera apartarme mi un milímetro. Mi polla fue entrado lentamente en su coño y ¡que coño!. La tenía tan dura que no siquiera hizo falta guiarla con los dedos.
    
    El chaval había quedado a mi espalda y lo perdí de vista un momento. Pero me lo imaginaba con los vaqueros por los tobillos y cascándosela con fuerza mientras disfrutaba de la vista de mi culo entre los femeninos muslos. Pero él se había adelantado a mi imaginación. Se había sacado los pantalones y terminó de desnudarse como si la camiseta y el blanco slip le picara sobre la piel.
    
    Cuando después de dos de sus orgasmos a día de hoy no sé si fingidos, me dijo que diéramos la vuelta para que ella ...
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