1. El bosque


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Como podrán imaginar no se trata de un bosque normal sino de un viejo parque medio abandonado donde se ejerce la prostitución. Polígonos industriales, bordes de carreteras poco frecuentadas, todas las ciudades en un momento u otro han tenido un sitio así, a veces varios a la vez. Incluso va cambiando de sitio según los clientes, la policía o los urbanistas cambian gustos, oportunidades etc.
    
    Las chicas que no pueden o quieren alcanzar un sitio en un club terminan allí. No hay mucha calidad, son muy mayores, o son muy primerizas o... hay un montón de razones por las que una chica, o un chico o algo en medio terminaría trabajado allí.
    
    Era guapísima y no ocultaba para nada esas bellezas naturales. Las tetas, firmes conos puntiagudos, asomaban en buena parte por la camiseta ajustada y corta de tirantes. Bailarinas a cada paso que daba. Esa tela descubría el ombligo y la parte baja de los pechos y de la espalda. Le habían metido tijera a esa prenda y no llevaba sujetador.
    
    Su pantalón de deporte blanco era tan ajustado y pequeño que la negra cabellera, tan negra como la melena de su cabeza, que rodeaba su coño se veia casi tan clara como si no llevara nada sobre sus poderosas caderas. No se depilaba, entonces nadie lo hacía. Su culo de nalgas redondas y prietas era tan fácil de imaginar por donde iba y ¡discurría por unos sitios!
    
    Con ese monumento me tropecé una calurosa tarde verano paseando por el campo en los alrededores de mi ciudad. Como podrán imaginar no se trata ...
    ... de un bosque normal sino de un viejo parque medio abandonado donde se ejerce la prostitución. En este caso parecía que la chica había empezado pronto su jornada laboral, no se veía por allí a ninguna de sus compañeras en ropa de faena.
    
    En parte esa era la razón por la que yo daba mis paseos temprano, para no cruzarme con trabajadoras, chulos o clientes. Aunque en ocasiones ver el espectáculo de las chicas medio desnudas paseando entre los matojos merecía la pena, intentaba no cruzarme con ellas. Pero admito que verla a ella en ese momento me gustó.
    
    Yo llevaba unos shorts muy cortos y la camiseta alrededor de los hombros y al verla se me empinó la picha sin poder evitarlo. Ella que lo notó, la practica supongo, aunque era tan joven que no debía tener mucha. De inmediato se acercó a mí y como saludo me dio un profundo beso en la boca.
    
    Tímida no era, gajes del oficio. Su lengua casi me llegaba a la garganta y no me quedó mas remedio que ayudar dándole mi saliva. Sacrificado que es uno. Se ve que tenía ganas de trabajar, de cobrar o al menos de tener sexo, dar conversación no parecía lo suyo. Aunque claro tenía que darme un precio.
    
    - Por dos mil me haces lo que quieras o te lo hago yo a tí. (De las antiguas pesetas)
    
    Dejé descansar mis manos en su culo mientras la atraía hacia mí y seguíamos con las lenguas enredadas, frotando nuestros cuerpos sinuosos, lujuriosos. Llevándome de la mano me condujo a un rincón más discreto entre arbustos que nadie se había preocupado ...
«1234...»