1. Incesto en el bosque


    Fecha: 09/03/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... al correrte.
    
    Florencia le miró a los ojos, pero al momento se puso tensa. Se le cerraron los ojos de golpe y le llenó de jugos viscosos los dedos y la palma de la mano.
    
    Al acabar de correrse Florencia, Amaia le quitó la mano del coño, le dio la vuelta y mirándola con ojos de felina lamió los jugos de la palma y los chupó de los dedos. Luego la besó con los labios pringados de jugos y después le quitó el vestido, el sujetador y las bragas.
    
    -Tienes un cuerpo precioso, prima.
    
    Le cogió las grandes y duras tetas y se las amasó mientras le lamía los gordos pezones y las rosadas areolas, se las mamó... Al acariciarle el clítoris Amaia le dijo:
    
    -¿Ves cómo el comer y el rascar todo es empezar?
    
    Florencia a se moría por correrse de nuevo.
    
    -Deja de rascar y cómeme el coño.
    
    Amaia se agachó delante de ella y, cogiéndola de nuevo por la cintura le enterró la lengua en el coño, para después lamer de abajo a arriba cómo si no hubiese mañana. Florencia se corrió. Tuvo una corrida tan larga cómo intensa que Amaia se tragó con ganas atrasadas. Al acabar de tragar se puso en pie y le dijo a su prima:
    
    -Tengo que orinar.
    
    Amaia se metió entre unos arbustos. Florencia estaba con la cesta en una mano sentada sobre una gran roca. Amaia sacando la cabeza de los arbustos, le dijo:
    
    -Aquí hay un campito de hierba, ven.
    
    -¿Para qué?
    
    -¿Para qué va a ser?
    
    -No voy a ir para hacer lo que quieras que te haga.
    
    -Tengo el coño mojado.
    
    Florencia se apresuró a ...
    ... decir:
    
    -De meo, cochina.
    
    Amaia había encontrado el lugar perfecto para follar con su prima sin temor a que las descubrieran y siguió insistiendo.
    
    -Ven mujer, ven que estoy muy cachonda. Necesito que me hagas con la lengua lo que te hice yo a ti.
    
    -Calla que te pueden oír, además, no eras independentista, hazlo tu sola.
    
    -Si le llegara lo haría. Ven anda.
    
    -Date dedo.
    
    Amaia puso morritos y sacó su voz de mimosa.
    
    -Ya me lo estoy dando, no seas mala, ven.
    
    Florencia ya estaba caliente otra vez, pero le dijo:
    
    -Voy, pero por no oírte más.
    
    Dejó el cesto al lado de la roca y se metió entre los arbustos. Vio el campito de hierba. Amaia dejó de darse dedo, le quitó el vestido, las bragas y el sujetador y le dijo:
    
    -Ya estás temblando otra vez.
    
    -No puedo evitarlo.
    
    Le dio un pico y ya fue a por sus gordas tetas, Besó, lamió y chupó, muy de pasada. Hizo que su prima se echase sobre la hierba, se arrodilló delante de ella, le abrió las piernas y la punta de su lengua subió por la raja del coño llevando jugos con ella. Luego cogiéndola por la cintura lamió un labio, después el otro, lamió su clítoris y acto seguido le dio lengua de abajo a arriba. Paraba en el clítoris, se lo lamía de abajo a arriba, transversalmente y haciendo círculos sobre él y volvía a empezar el recorrido. A veces se detenía para clavar la lengua en la vagina, sacarla y seguir hasta el clítoris. Pasado un tiempo los dulces gemidos de Florencia avisaron a Amaia de que se iba a correr. ...