1. La nueva hazaña sexual de mi mujer en el Caribe (parte 8)


    Fecha: 23/02/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos

    ... jugos y semen en un cesto para la ropa sucia y le dije que nos diéramos un baño reparador.
    
    Debajo de la ducha nos enjabonamos, enjuagamos y empezamos un morreo, más suave que apasionado, más amoroso que frenético y más de caricias que de meter mano en nuestros sexos. Nos secamos y caímos rendidos en la cama. Sólo era medianoche y dormimos hasta las nueve de la mañana, con el sol bien alto en el cielo. Amanece bien temprano en aquellas latitudes.
    
    Me levanté y me lavé los dientes, para luego darme una remojada con el duchador para calmar un cierto escozor en el ano, al borde la bañera. Enseguida llegó ella soñolienta, desnuda, a lavarse también los dientes. La vi, recordé y me excité, mientras seguía con mi ducha anal.
    
    -¿Te duele amor mío, putito de mi vida?
    
    -Un poquito, le dije.
    
    -Kevin me hizo comprar un relajante dilatador anal que anda muy bien, me sugirió.
    
    -Dale, le pedí y me sequé, presto.
    
    Lo sacó de su neceser, me hizo apoyar las manos sobre la bañera, se colocó unos guantes descartables que usa para teñirse algunas veces, untó bien sus dedos con el lubricante analgésico y me los fue metiendo en el ano. Sentí el frescor enseguida, que me estremeció de placer y lo notó.
    
    -¿Te gusta o te calma el ardor?
    
    -Las dos cosas y mucho.
    
    Me penetró y masajeó con dos dedos varios minutos, arrancándome gemidos y excitándome aún más, mientras con la otra mano me sobaba la pija parada y se acercaba a mi oído para decirme que le parecía que necesitaba algo más ...
    ... para calmarme.
    
    -Seguro que sí, le dije con vos ahogada.
    
    -Traje el celular, ¿pido ayuda?
    
    -¿A quién? A Kevin, por supuesto.
    
    -Dale, por favor.
    
    -Pero tenés que prometerme que lo vamos a compartir, que no te lo vas a quedar solo para vos.
    
    -Te prometo todo lo que quieras, puta hermosa de mi vida, mientras me hundía un tercer dedo embadurnado con el dilatador anal.
    
    Llamó a Kevin directamente y lo puso en altavoz.
    
    -Kevin, mi amor, te necesito.
    
    Él la saludó tiernamente y le respondió:
    
    -A tus órdenes, mi reina.
    
    Prácticamente le ordenó que viniera enseguida a nuestra cabaña a darnos una mano con una emergencia. En cinco minutos tocaba a la puerta, que habíamos dejado apenas entornada, pues ya estábamos en la cama morreándonos como posesos, ella siempre con tres dedos penetrando mi ano dilatado y relajado, haciéndome gozar como una burra en celo. Kevin cerró la puerta y se nos mostró con el torso descubierto y un breve slip rosa de lycra, que no podía ocultar su tremendo bulto.
    
    -.¡Qué fuerte que estás, turro!, le dijo ella.
    
    Lo hizo acercarse a la cama para prenderse con la boca a su pija empinada por encima del slip, lamiendo y mordiendo el bulto hasta que no pudo más, le metió las manos por detrás, y le bajó el bañador sobándole los glúteos firmes y redondos que la volvían loca, hasta que la pija le saltó erecta ante su cara. Lo miró a los ojos y ronroneó:
    
    -Papito, me la voy a tragar toda, y le comió el glande al instante.
    
    Mientras terminaba ...
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