1. El curioso mundo de la diversión para adultos


    Fecha: 25/01/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Dr Arroyo, Fuente: CuentoRelatos

    Años antes había hecho tres descubrimientos. El primero es que soy bisexual y no tengo el menor empacho en reconocerlo. El segundo es que es muchísimo más fácil acostarse con hombres que con mujeres porque los hombres no se andan haciendo del rogar (aunque hay casos de divos que logran superar la fatuidad y pretensiones de las personas más vanidosas) y quieren lo que quieren cuando lo quieren, como lo quieren, donde lo quieren y hasta donde lo quieren; es sexo puro y duro sin ilusiones emocionales. La tercera cosa va de la mano con las dos anteriores: si proclamas a los cuatro vientos que eres un hombre bisexual recibirás el rechazo de los homosexuales y heterosexuales por igual, para ellos no eres una rareza sino una traición a sus prejuicios; la bisexualidad femenina es mucho más aceptada que la masculina y le dejo esa reflexión a las mujeres que por ello se interesen. En consecuencia, uno aprende a ser prudente y es información que compartimos con muy poca gente, lo que no asegura nada porque aun así puede haber sorpresas traicioneras. Muchos hombres viven su bisexualidad de forma secreta o, cuando menos, discreta.
    
    En los años en que era un glorioso y joven Don Nadie de cabello largo, figura apetecible y guapura considerable, me di a la tarea de explorar muchos lugares que harían persignarse a gente de apariencia respetable (mientras en su imaginación se calientan con sus morbosas fantasías inconfesables) y en aquella ocasión llegué a una disco gay la noche de un ...
    ... viernes a eso de las diez. El lugar era un cliché gay en toda la extensión de la palabra: ubicada en un barrio de conocida vida nocturna gay, la disco estaba en una agradable penumbra, la música tecno sonaba a todo volumen, había televisiones por todas partes con videos porno gay mostrando a sus modelos de cuerpos imposibles, belleza inverosímil y pitos infinitos, había jaulas para cuando acudieran go-go dancers (que ésta vez estaban ausentes), las bebidas eran auténticos matarratas de precios irracionales, los trabajadores eran, con toda seguridad, policías judiciales que estudiaban detenidamente a quién podían extorsionar o de quién podían aprovecharse cobrando en especie, las mesas eran diminutas y deprimentes para dejar amplio espacio para bailar a gusto… Y tras una cortina pesada había, cómo no, un cuarto oscuro que era el verdadero centro de atención de todo mundo que allí acudíamos. Lo usual es que las mesas cercanas al cuarto oscuro estuvieran todas ocupadas porque desde allí podía verse quién entraba y, si se antojaba el que entró, ir tras él. Pero esta vez, para mi sorpresa, estaba casi vacío en lugar. Estaba yo, los trabajudiciales y un hombre guapo con un cuerpazo musculoso enfatizado por la ropa pegada que llevaba. Y nadie más.
    
    Miré al musculoso y suspiré, éste está totalmente fuera de mi rango de alcance así que ni te ilusiones porque no te hará caso ni para decirte que no. Pensé que todos estaban dentro del cuarto oscuro, así que con la cerveza en la mano entré. ...
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