1. Los deseos de Damaris


    Fecha: 19/12/2023, Categorías: Lesbianas Autor: ArgioB, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentir su presencia cerca de mí me intimida, me pone nerviosa, hasta el punto de no haber sido capaz de dirigirle la palabra en las tres o cuatro veces en que habíamos tenido la ocasión de coincidir, tal vez es porque me gusta demasiado de una manera que no comprendo, y de alguna forma, mi amiga lo intuye o ya lo sabe.
    
    Mabel, coge un vaso largo que había dejado por un momento en la cómoda y se sienta sobre la cama cruzando sus piernas.
    
    —Querida, estás de infarto y tienes unas piernas de escándalo —dice, dándole un trago a su bebida.
    
    No me había fijado antes en mis piernas, ni siquiera antes de acostarme o cuando me depilo, siempre han estado escondidas bajo los monos deportivos y los jeans. Vuelvo a sentir vergüenza de mostrarlas hasta la mitad de mis muslos, sin unas medias que velen algo la visión de su contorno y de una piel que, a pesar de lo tersa y aterciopelada que, según Mabel parece ver, a mí me violenta profundamente enseñar en tal medida; el borde inferior de la falda, me queda a poco más de dos cuartas de la confluencia de mis piernas. Pero no hay discusión. Mabel me acerca unas botas negras, altas, de elevado tacón y me desabrocha los dos botones delanteros de la parte superior del top, dejando el encaje transparente de mi ropa interior y la turgencia que trata de contener, parcialmente a la vista. Me mira con autoridad cuando me llevo las manos al escote y me hace desistir de mi recato, me suelta el pelo largo y liso, ligeramente despuntado, y lo deja ...
    ... caer alborotándolo sobre mis hombros, y me perfila los ojos con lápiz negro y sombra gris. Lo que había pensado inicialmente que podría ser un atuendo de una ordinariez sublime, me queda atractivo, sugerente y nada vulgar. Por un momento, no reconozco la imagen que me devuelve el espejo. Pero me gusta. Y mucho.
    
    Mabel, me tiende el vaso de tubo y me apremia a beber un trago largo sin remilgos. No sé con certeza lo que pretende con todo esto, pero tampoco se lo pregunto. No he estado antes en ninguna de sus fiestas, ni he intimado con su círculo de amistades más allá de lo que pudiera ser una conversación intrascendente. Pero yo necesito más. Siento que mi cuerpo necesita más.
    
    Bajo las escaleras con las piernas temblorosas y Mabel me va presentando a varios chicos y chicas que están reunidos en pequeños grupos, a medida que nos acercamos a la pequeña barra que está en una esquina del gran salón.
    
    —Pide lo que quieras y disfruta del ambiente, ya vuelvo, querida —dice Mabel, mientras yo me siento frente a la barra y ella se pierde por el pasillo.
    
    La suave voz de Adele, interpretando «easy on me» comienza a resonar en los altavoces, y en el mismo momento en el que agarro el trago sobre la barra, siento una cálida mano sobre mi hombro, me volteo y ahí está. Es ella. El corazón me da un vuelco descomunal. Me quedo perpleja, su aroma a Jasmín y rosas invaden mis fosas nasales en cuestión de segundos y una bella sonrisa se le refleja en su fino, blanco y perfilado rostro. ...
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